30 de septiembre de 2008

EL ARCA DEL AGUA DE GUADALUPE

© Copyright JUAN GIL MONTES 2008


INTRODUCCIÓN


Uno de los bienes culturales de mayor interés de Guadalupe es la instalación conocida como Arca del Agua. Se trata de un sistema de captación, tratamiento, conducción y distribución de agua potable al monasterio y a la puebla de Guadalupe, que fue construida por el prior Fray Toribio Hernández de Mena que en el año 1350 ideó, costeó y dirigió esta maravillosa obra, y que en la actualidad sigue funcionando con leves modificaciones sobre su estructura original. Es considerada como la instalación de abastecimiento de agua más antigua de España que se conserva en servicio.

La protección legal de esta obra debería estar garantizada por su incoación como bien de interés cultural, promovida por la Fundación Juanelo Turriano. El plan especial de protección del patrimonio de Guadalupe, redactado en 2001 y que se encuentra actualmente en fase de aprobación junto con el plan general municipal de 2005, le otorga el máximo grado de protección, comparable al Monasterio.

Guadalupe visto desde Mirabel

PATRIMONIO DESCONOCIDO


El término de Guadalupe, cuenta con un gran patrimonio cultural construido, sin embargo gran parte de los elementos patrimoniales son prácticamente desconocidos. Reconocimiento, estudios, publicaciones, obras de intervención, etc, se centran en el monasterio y en sus valores artísticos, pero a nivel popular se conoce muy poco sobre otras arquitecturas, otras manifestaciones culturales, científicas y técnicas. En sus distintas épocas, pero sobre todo en la época en la que los jerónimos regentaron Guadalupe, el monasterio constituyó una forma de espectacular desarrollo dentro de la Edad Media que nos ha dejado un gran número de realizaciones arquitectónicas, perfectamente integradas entre sí y con el paisaje, entre las cuales se encuentran, además del propio conjunto del monasterio (monumento histórico artístico desde 1879, ampliado en 1929) y el citado Arca del Agua, otros elementos que quedan fuera de los circuitos turísticos y en algunos casos son prácticamente desconocidos:
  • Arquitectura vernácula: Las pueblas de Guadalupe (puebla alta y puebla baja): tejidos residenciales y espacios públicos de calles angostas surgidos de forma espontánea en torno al monasterio, que han constituido uno de los mejores ejemplos de arquitectura rural de España, cuyo deterioro es responsabilidad sin duda de la dejadez de las administraciones públicas, que han centrado toda su inversión y protecciones en el monasterio y no han sabido proteger a la arquitectura vernácula pese a su declaración en 1943. Cuenta con sus murallas y sus puertas: Arco de Sevilla, del Chorro Gordo, de las Eras, de San Pedro, y del Tinte.
  • Los hospitales: De San Juan Bautista (o de Hombres), de la Pasión, de Mujeres, de San Sebastián... En el primero de ellos se practicaron los más asombrosos avances de la medicina en la Edad Media.
  • Las Granjas de Mirabel y de Valdefuentes, declaradas en 1931, auténticos conjuntos palaciegos rurales que incluían palacio, capillas, jardines, fuentes, cruces, etc. Construidos en su día para residencia de verano de los frailes, emplazadas en parajes de gran belleza.
  • Las ermitas, como el Humilladero, la ermita de San Blas y la de Santa Catalina.
  • La arquitectura del agua: Los molinos del río Guadalupejo: molino y presa del Estanque, molino de la Sierra de Agua, del Martinete, del Batán, con su presa de los tres puentes, del Pan Blanco,de Nicanor, de San Jerónimo. De todos ellos, el más importante es el primero: avanzadísima construcción e ingenio hidráulico del primer cuarto del s. XV, visitado incluso por Felipe II que pudo comprobar en 1570 con un reloj de arena su capacidad de molienda.
  • El Pozo de la Nieve: Nevero construido en 1729, donde se depositaba y compactaba la nieve delas laderas del pico Villuercas, para producir hielo para el monasterio y para su comercialización.O el Pozo de los Yelos, al Sur del núcleo, en el cauce del río Guadalupe donde se aprovechaba la escarcha.
  • Puentes por los que antaño pasaron los caminos históricos de peregrinación a Guadalupe como el de Engorrilla o el de Cañamero, a los que se suman infraestructuras recientes construidas para el ferrocarril de la línea abandonada Villanueva de la Serena-Talavera de la Reina, como el viaducto sobre el río Guadalupejo.
  • Y otros elementos, como cruces, escudos, etc.
El mayor valor de este patrimonio, amalgama de arquitectura vernácula y arquitectura singular,perfectamente integrado en un medio natural de gran valor e impresionante belleza estética es sin duda la unidad del conjunto del que todos forman parte.

Para todos ellos, el plan especial de protección de Guadalupe, redactado bajo la dirección del arquitecto Tomás Civantos establece distintos niveles de protección y criterios de intervención para su restauración.

El Cerro "Huraqueado" de Las Villuercas


EL ARCA DEL AGUA


La instalación de abastecimiento histórico de aguas a Guadalupe constituye una completa instalación, perfectamente diseñada en su conjunto y en cada uno de sus elementos, ejecutada para llevar al monasterio y a la puebla de Guadalupe el agua de unos manantiales existentes en la falda de rocas pizarrosas del risco de la Villuerca (1601 m.), para lo que cuenta con las siguientes partes:
  • Captación principal: Con unas galerías filtrantes (denominadas Minas) excavadas en el terreno.
  • Almacenamiento: Por medio de un depósito abovedado de cantería y albañilería, conocido como el Arca del Agua, que da nombre propio a toda la instalación, quizá por ser el elemento más significativo y aparente.
  • Tratamiento: Por decantación y drenaje del agua captada en el propio Arca del Agua y en el “arquilla” anejo.
  • Conducción hasta el núcleo, mediante tubos cerámicos machihembrados que cuentan cada pocos metros con “respiraderos” de fábrica, que realizan la misma función que las válvulas de ventosa en una instalación moderna; es decir, eliminar el aire de la instalación.
  • Red de Distribución a las fuentes.
Para su estudio contamos fundamentalmente con:
-Fray Francisco Solano y Fray Jesús Ugarte: Transcripción del códice del s. XVI “Libro de los Caños del Agua de Nuestra Señora Santa María de Guadalupe”. Archivo del Ayuntamiento de Guadalupe.
-DÍAZ-MARTA, Manuel y FERNÁNDEZ ORDOÑEZ, David: “La presa del Estanque y el abastecimiento a Guadalupe”. En Revista de Obras Públicas nº 3.330. Marzo 1994.
-RUEDA MUÑOZ DE SAN PEDRO, García: “Precisiones históricas sobre la Presa del Estanque yel Abastecimiento a Guadalupe”. En Revista de Obras Públicas nº 3334. Julio-agosto 1994.

Pero para su precisión ha sido necesaria una ingente tarea de campo, desarrollada con los trabajos de planeamiento urbanístico y de patrimonio, que incluye la localización de elementos, la medición in situ, el estudio de características técnicas, etc; habiéndose detectado varios errores importantes enla documentación antecedente, por ejemplo su localización exacta, que el estudio de Díaz-Marta y Fernández Ordóñez situaba fuera del término de Guadalupe.

Los mismos frailes consideraban al Arca de Agua la más importante obra del monasterio. En el códice que lo describe, se señala que “La conducción de esta agua es la cosa más importante y el principal y más antiguo patrimonio de esta Casa”.

La captación pasó por varias vicisitudes a lo largo de su historia, perfectamente reflejadas en el estudio de “Precisiones históricas…” de García Rueda ya citado. Consiste en una red de galerías excavadas en terreno de pizarras fracturadas, buscando los denominados “manaeros”. Las galerías, todas ellas de sección visitable para su mantenimiento, están recubiertas por dentro con fábrica de ladrillo cerámico cogida con mortero de cal. Confluyen todas en una cámara por la que se entra.

GALERÍA DE CAPTACIÓN DE AGUA, EXCAVADA EN EL TERRENO Y REVESTIDA INTERIORMENTE DE FÁBRICA DE LADRILLO

El denominado Arca del Agua es en realidad un depósito, dispuesto a la salida de las Minas. Es de planta cuadrada, de 5,3 x 4,0 m exteriores, cubierto con bóveda de piedra granítica de cañón ojival, con un relleno exterior para estabilizar la estructura. Parte está sobre rasante y la parte ocupada por el agua se encuentra excavada en el terreno.

DEPÓSITO CONOCIDO COMO “ARCA DEL AGUA”, QUE DA NOMBRE A LA INSTALACIÓN

INTERIOR DEL “ARCA DEL AGUA”

El tramo del denominado en la toponimia “Cerro Huraqueado” (Horadado) es el más interesante: Consiste en una galería excavada en el cerro de Miramontes para el paso de la canalización por su interior. La galería es también visitable para su registro y mantenimiento. El tramo más costoso atraviesa duras rocas cuarcíticas y zonas de pizarras muy fracturadas, que no fueron obstáculos para esta instalación medieval. Con el paso de los siglos, al mantenerse la instalación en servicio, la galería original fue revestida interiormente en algunos tramos para estabilizar su estructura. Persisten tramos en roca dura, pero hay otros revestidos interiormente con fábrica de ladrillo cerámico y bóveda demedio cañón del mismo material, otros adintelados con losas de pizarra, etc.

GALERÍA EXCAVADA EN LA ROCA DEL “CERRO HURAQUEADO” PARA EL PASO DE LA CONSTRUCCIÓN. UN TRABAJADOR MUNICIPAL LA INSPECCIONA

Los denominados caños son el tipo de tubo de la conducción: Son cerámicos cocidos, con interior vidriado y extremos preparados para producir su enchufe. Cuando en los años 70 se procedió a reparar la conducción, se sustituyeron la mayor parte de los tubos antiguos cerámicos por otros nuevos de fibrocemento, que provocaron la rotura por presión del nuevo material pues se prescindió de las originales arquetas de aireación, auténticas válvulas de burbuja para eliminar el aire y regularla presión del agua.

CAÑO CERÁMICO DE LA CONDUCCIÓN ORIGINAL


Al llegar la conducción al núcleo se ramifica en una red, que ha sido completada a lo largo de los años y que llevaba el agua inicialmente:

-En primer lugar a las diferentes dependencias del monasterio, tanto a fuentes como a un gran depósito (o cisterna) construido por el mejor fontanero del reino, Juan Torollo (1), que se encuentra excavado bajo el claustro nuevo del monasterio (claustro de la Enfermería o Gótico).

-A las fuentes repartidas por las pueblas Baja y Alta, algunas de las cuales, muy transformadas, han llegado hasta nuestros días. La posibilidad de disponer de agua en la Edad Media al pie delas casas debe ser valorada en su importancia, pues estamos contemplando la disponibilidad de un recurso que el resto de municipios de Extremadura no tendrían hasta época reciente.

-Y a la huerta del monasterio, donde existían acequias y una alberca de grandes proporciones para el riego, que permanece todavía.

Esta red de las fuentes contaba con depósitos, arquetas, etc, algunos de los cuales están hoy todavía en servicio. Las fuentes existentes en la actualidad se encuentran muy modificadas de su factura original. Se cuentan las siguientes: Fuente de la Plaza de Santa María de Guadalupe, fuente de los Tres Chorros (en la plazuela de la Calle Sevilla), fuente del Ángel, de la Pasión, de la Cantera, del Caño, del Alamillo, de la Acemilería, etc.


(1) El Padre J. Acemel publicó el siguiente texto sacado de un manuscrito del s. XVI: “La cisterna de la enfermería hízola Juan Torollo, el mozo, gran maestro de fazer cisternas, la cual acabó de hacer y embetunar con sus betunes de almástica e de otros aromáticos en el año del Señor de MDXXIII. Está labrada en piedra viva de pizarra en el hoyo que quedó de sacar la piedra para la fábrica de la enfermería, la cual toda se sacó de allí mismo. Dícese que es la mejor o de las mejores de España.Tiene once varas de Oriente a Poniente, diez de Norte a Mediodía y siete varas de alta".

FUENTE DE LA PASIÓN, EN LA PUEBLA ALTA DE GUADALUPE, UNO DE LOS EJEMPLOS MENOS CONOCIDOS DEFUENTES ENCAÑADAS QUE FORMAN LAS TERMINACIONES DE ESTA RED DE ABASTECIMIENTO

Nuevas investigaciones.

Los trabajos de campo llevados a cabo por el equipo del planeamiento permiten afirmar que el conocido como “Arca del Agua” es una compleja instalación de suministro de agua potable del s. XIV, aún en servicio; que contaba con una red de ramales de captación de agua desde fuentes y manantiales, el más importante es el de las “Minas del Arca del Agua”, pero también otros, como la captación del arroyo de los Ballesteros (ya avanzada por Díaz-Marta y Fernández Ordóñez), y que contaría también con otros ramales, probablemente de construcción posterior a la fecha del códice citado del s. XVI, por lo que no figurarían en él y están inéditos.


GALERÍA INÉDITA DE LA RED DE CAPTACIÓN, DESCUBIERTA POR J. A. SÁNCHEZ


Todas estas captaciones confluían sus aguas en una conducción principal, que la lleva hasta el núcleo de Guadalupe atravesando el “Cerro Huraqueado” por medio de una galería excavada. Al llegar a Guadalupe existiría un depósito de regulación. En la Toponimia, al Norte del núcleo se lee “Arca del Nuevo” que serviría para acumular agua y del que partiría la red de las fuentes encañadas.

El trabajo que actualmente está llevando a cabo José-Antonio Sánchez Sánchez ha descubierto nuevos ramales de captación que acometen a la conducción principal, algunos de los cuales están siendo destrozados sin control por caminos rurales y pistas forestales construidos en esta zona de Las Villuercas.

EL ABASTECIMIENTO EN EL s. XX

En 1996, la Junta de Extremadura, vistas las necesidades de Guadalupe (que en determinadas fechas como verano y fines de semana aumentaba notablemente la demanda de agua por los visitantes) promovió la construcción de un embalse para abastecimiento, que fue construido en el cauce del río Guadalupe con un importante impacto ambiental. Pues bien, llama la atención que el agua de esta presa no puede ser distribuida a todo el núcleo, ya que la cota de llegada de la conducción (nuevos depósitos) es inferior a los depósitos más altos del pueblo, por lo que el agua es bombeada con gran consumo eléctrico para ser luego distribuida por la red antigua.


PRESA CONSTRUIDA EN 1996 CON LA FINALIDAD DE ABASTECER DE AGUA A GUADALUPE


28 de septiembre de 2008

LAGARES Y PRENSAS OLEARIAS RUPESTRES EN EXTREMADURA





Lagareta de Los Barruecos (Malpartida de Cáceres)

RESUMEN


Las grandes villas tardorromanas y altomedievales (s. IV-XI) de los latifundios extremeños poseían todas las instalaciones necesarias para el mantenimiento y la subsistencia del asentamiento, entre ellas la prensa de aceite y el lagar del mosto, el horno, la herrería, la basílica, la necrópolis, las termas, los talleres, etc.

Entre los vestigios de las rústicas almazaras podemos encontrar hoy todos sus elementos: las grandes plataformas de prensado, los cilindros contrapesos, las molas olearias y las pilas de decantación, utilizados para triturar, comprimir y recoger el aceite, así como un gran número de sarcófagos antropomorfos excavados en la superficie del duro berrocal circundante.

La relativa abundancia de lagaretas, prensas y pilas rupestres diseminadas por los campos extremeños, atestigua la gran extensión que tuvieron los viñedos y los olivares en esta región lusitana, incluso en aquellas zonas donde actualmente han desaparecido por completo ocupadas por el encinar de las dehesas y los pastizales.



ANTECEDENTES


En Lusitania el oleastro, acebuche u olivo silvestre, se disputaba la primacía con la encina, sin embargo, su población queda hoy delimitada a reducidos enclaves, arenosos y pedregosos, poco cultivados. Los romanos, como anteriormente harían los lusitanos, utilizaron el injerto de los acebuches con especies de olivos más rentables, así como su trasplante, y por ser este árbol poco exigente llegó a extenderse su cultivo a todos sus dominios donde podía adaptarse perfectamente.

En los pobres suelos arenosos de los alrededores de la ciudad de Cáceres, desarrollados a partir de la meteorización de los batolitos graníticos, en el llamado ager de la romana Colonia de Norba Caesarina, se encuentran diseminadas gran cantidad de villas rústicas tardorromanas, hispanovisigodas y mozárabes, en las que podemos encontrar plataformas de prensado de aceitunas, y junto a ellas, cilindros contrapesos, molas olearias, pilas para recoger el aceite, amén de un sin número de sarcófagos antropomorfos, excavadas todas in situ sobre las mismas rocas graníticas o bien, algunas pocas, en las duras areniscas pizarrosas.

Son conocidas las prensas olearias de la ermita visigoda de Santa Lucía del Trampal, la de la ermita visigoda de Magasquilla de Donaire en Ibahernando, las dos prensas cuadradas de la dehesa de la Virgen de la Luz en Arroyo, la de Mayoralguillo de Vargas, la de la Virgen del Prado en El Casar, las de Los Barruecos en Malpartida, la del río Salor en Torrequemada, las de Mata de Alcántara, etc.
La mayoría de estos asentamientos fueron abandonados durante la invasión musulmana, pero posteriormente serían ocupados y cristianizados por los nuevos colonos procedentes de los reinos castellano y leonés, quienes reutilizaron sus viejas piedras y levantaron ermitas, ecclesiolas o "herguijuelas", bajo la advocación de diferentes vírgenes y santos del culto cristiano.

Ermita visigoda de Santa Lucía de Alcuéscar con vestigios de almazara

Estas curiosas obras pétreas se han prestado desde antiguo a las más diversas conjeturas, en el siglo pasado los investigadores y eruditos locales se empeñaron en atribuirles un carácter sagrado: para los historiadores J. R.Mélida, Sanguino Michel y Martín Gil, estas plataformas de prensado eran "monumentos sagrados prehistóricos destinados a la realización de sacrificios cruentos". D. Vicente Paredes sospechaba que servían para la cremación de cadáveres, pero otros más realistas, entre ellos incluimos los campesinos extremeños, las consideramos simples depósitos de agua, o bien lagaretas para pisar uvas y prensas para comprimir aceitunas.


DESCRIPCIÓN DE LA PRENSA:



Plataformas de prensado (A):

No cabe duda de la utilidad práctica de estas rocas graníticas excavadas en su parte superior, formando cuadrados, círculos o elipses, donde se aprecia un resalte circular en relieve, de unos 50 cm. de diámetro y ligeramente excéntrico, además un canal de desagüe por donde vertía el aceite extraído del prensado de las aceitunas, previamente molidas y extendidas sobre una serie de capachos redondos de esparto, que caía hasta una pileta de decantación.


Plataforma de prensado del Pago de la Jara, Casar de Cáceres.

Plataforma de prensado elíptica y pileta de decantación ( Torrequemada).

Plataforma de prensado rectangular de El Barrial (Navas del Madroño)

Plataforma de prensado cuadrada de la Dehesa de La Luz (Arroyo de la Luz)

Plataforma de prensado cuadrada de la Dehesa de La Luz (Arroyo de la Luz)
(Obsérvese la excavación vertical para facilitar el movimiento del prelum)

Prensa de la dehesa de La Breña (Cáceres)

Prensa de Mayoralguillo de Vargas (Cáceres)

Plataforma de prensado exenta sobre la que se colocaba el estrujón o "esprimijo"
(Perales del Puerto)


Contrapesos cilíndricos (E):


Es una pieza granítica exenta, de forma cilindrica y muy pesado debido a su enorme tamaño. Es fijo, su única función es la de impedir el desprendimiento del torno de madera que va sujeto a unas hendiduras con forma de T invertida o de "cola de milano".

Cilindro contrapeso de una prensa en Segura de Toro (Cáceres).

Cilindro contrapeso utilizado como piedra pasadera en el río Salor

Cilindro contrapeso de los Barruecos (Malpartida de Cáceres)

Cilindros contrapesos colocados de pasaderas en un arroyo (Brozas)

Cilindro contrapeso de Magasquilla de Donaire (Ibahernando, Cáceres)


FUNCIONAMIENTO DE LA PRENSA DE PALANCA HORIZONTAL:


Se basa esta prensa en el principio de la presión ejercida por un enorme tronco de árbol ("prelum") a través de un cabestrante enrollado a un torno, sólidamente unido a un contrapeso cilíndrico de granito y movido por palancas manuales.(Ver DETALLE-E)

Para su construcción se hincan dos pilastras de madera ,“arbores”, en el suelo, en las que se encaja la gruesa viga del prelum, la cual puede comprimir los capachos de esparto con la pulpa de las aceitunas trituradas. Los capachos van colocados sobre una pileta granítica (plataforma de prensado), situada a un nivel superior y de la que sale un canal para la conducción del aceite hasta las tinajas ("dolias") o pileta de decantación situada debajo.

En un nivel inferior al de la plataforma de prensado se encuentra el contrapeso cilíndrico, destinado a sujetar un torno que hace bajar la extremidad libre del prelum mediante cuerdas y palancas manuales.

Las plataformas de prensado suelen ser circulares y están talladas en una gran roca granítica, y en su interior aparece en relieve un disco excéntrico sobre el cual se colocaban los capachos con la pulpa de las aceitunas trituradas o molturadas previamente con una mola o molineta.

La presión ejercida por la viga era transmitida a la pila de capachos mediante una pieza vertical de madera, apoyada en un “macho prensador” de granito, con forma discoidal o cilíndrica, que actuaba como repartidor de la presión.

El cilindro contrapeso es fijo; su función es la de impedir el desprendimiento del torno. Por esta razón, la fuerza ejercida sobre los capachos depende del peso del prelum, de la longitud del brazo de palanca y de la fuerza desarrollada por los operarios situados en el torno accionando sus palancas.

Todos estos ingenios olearios debieron sufrir abundantes modificaciones a lo largo del tiempo, lo cual hace que sea laborioso conseguir una sistematización de los mismos. Algunos contrapesos que tienen una oquedad superior central, sustituyen el torno que sujeta al prelum por un poste de madera, labrado en espiral, que va atornillado al prelum y que al girar, accionado por unas palancas manuales situadas en su base, actúa sobre éste bajándolo y comprimiendo los capachos. En general, estas modificaciones anticipan lo que posteriormente llegará a ser la típica almazara mediterránea, vigente hasta casi nuestros días: Ver en las siguientes imágenes la vieja prensa de aceites de Idanha a Velha, Beira Baixa, Portugal.


Prensa de aceites con tornillo de madera unido al contrapeso y al prelum, antes y después de su restauración.
(Idaña la Vieja, Portugal)

25 de septiembre de 2008

GEOLOGÍA Y CAMINOS HISTÓRICOS

La prospección geológica aplicada en las vías romanas: La "Vía de la Plata"

© Copyright JUAN GIL MONTES 2008


1. INTRODUCCIÓN



Prospectar e identificar sobre el terreno, o sobre fotografías aéreas, los caminos históricos es tarea bastante difícil porque la mayoría han desaparecido, sepultados por sedimentos y cubiertos por la vegetación, destruidos por la erosión, por las modernas obras públicas o por las labores mecánicas agrícolas.

En esta ardua tarea hemos aplicado, a veces con buenos resultados, los métodos y las técnicas propios del reconocimiento geológico, concretamente mediante el análisis de las características petrogenéticas de los diferentes materiales que fueron utilizados para la construcción del firme. Como ejemplo significativo de camino histórico hemos tomado la calzada romana conocida como “Vía o Camino de la Plata”, la cual fue denominada genéricamente en latín tardío como vía delapidata, es decir calzada pública empedrada, de donde precisamente derivaría su actual topónimo.(*)

La vía romana “Camino de la Plata” enlazaba a lo largo de 313 millas (463 Km) la colonia romana de Emerita Augusta, capital de la provincia de Lusitania, con la ciudad de Asturica Augusta, capital del Conventus Asturum, en la provincia Tarraconense, poniendo en comunicación las regiones del noroeste con el curso bajo del Guadiana a través de los valles del Duero y del Tajo.

La Hispania Romana del siglo I a.C. con el trazado de la Vía de la Plata.


Comenzó a construirse por el ejército romano en el siglo I a.C., en la época del emperador Octavio Augusto a raíz de la fundación de estas dos ciudades (años 25-27 a.C.) y con el fin de explotar todos los recursos, especialmente mineros, de los territorios recientemente conquistados a cántabros, astures y galaicos.

Esta vía viene consignada en el Itinerarium Provinciarum Antonini Augusti (211-217 d.C.) pero aparece descrita en dos tramos que se corresponden con la vía nº 24 en su recorrido meridional, y con la vía nº 26 en su recorrido septentrional. Ambos recorridos se complementaban con numerosas mansiones que estaban ubicadas en ciudades o poblados, estratégicamente localizados en determinados puntos de paso, generalmente algo elevados y muy próximos a los principales cursos fluviales o fuentes de caudal permanente: Emerita Augusta sobre el río Guadiana, Castra Caecilia junto a la caudalosa fuente de El Marco, Turmulus sobre el río Tajo, Caparra sobre el río Ambroz, Salmantica sobre el río Tormes, etc.

Su marcada dirección meridiana nunca sufre forzadas desviaciones, es decir no existen giros de ángulo pronunciado en un trazado rectilíneo sin ningún motivo aparente, y a pesar de discurrir en dirección transversal a la de los principales elementos del relieve, a través de un medio físico muy variado y en ocasiones adverso, salva con acierto barreras naturales como el profundo foso del río Tajo, el elevado macizo del Sistema Central y el caudaloso río Duero.

Su recorrido es el más directo posible, aprovechado posteriormente por la carretera N-630, la Autovía de la Plata y el ferrocarril Plasencia-Astorga, lo que demuestra que el trazado de esta vía de comunicación tiene una gran racionalidad, cualidad propia de los ingenieros romanos y desconocida, a veces, por otras culturas más modernas.

El seguimiento “in situ”, desde un punto de vista geológico, de esta importante vía de comunicación del occidente peninsular nos ha permitido diferenciar en cada tramo los materiales rocosos autóctonos, propios del suelo y del subsuelo, de aquellos otros materiales alóctonos, de distinta naturaleza, que fueron aportados por sus primeros constructores o en las reparaciones sufridas en las sucesivas etapas históricas de su actividad caminera.

Nuestra experiencia en el análisis de campo, junto con el de la fotografía aérea, ha sido fundamental para descubrir algunos tramos de esta calzada romana desconocidos hasta hoy, que discurren más o menos paralelos a otros modificados en épocas medieval o moderna, así como para localizar también la ubicación de las canteras y las graveras de donde los romanos extrajeron dichos materiales rocosos. Con todo ello, pretendemos poner de manifiesto la necesidad de los planteamientos geológicos en la prospección de los caminos históricos, y concretamente en las calzadas romanas del noroeste peninsular.


2. CARACTERÍSTICAS GENERALES


Las calzadas empedradas, víae delapidatae, eran las vías públicas principales del imperio romano que comunicaban ciudades importantes, fueron por ello muy transitadas, de ahí que la administración romana las mantuviera siempre en buen estado para asegurar de este modo unas inmejorables condiciones de intercambio comercial, movimientos de tropas, cobro de impuestos, etc.

Por estos motivos la estructura viaria de su trazado se ajustaba a determinadas características de tipo constructivo: la comunicación entre las distintas poblaciones debía hacerse lo mas rápida posible, algo que imponía la necesidad de trazar vías rectilíneas, yendo siempre por terrenos adecuados y sin obstáculos, con perfiles longitudinales sin pendientes notables, unos trazados racionales por puntos de paso obligado, como son los puertos de montaña más bajos y los vados fluviales menos profundos, etc. Esto obligaba a crear verdaderas obras de ingeniería con muros de contención, desmontes, terraplenes, trincheras, puentes, alcantarillas, canalizaciones, cunetas, etc. que asegurasen recorridos rápidos, cómodos, seguros y duraderos, especialmente adaptados para el tránsito rodado de carros y de caballerías de carga y tiro.

Tramo empedrado de la calzada entre el río Salor y Valdesalor (Cáceres)


La “Vía de la Plata”, verdadera carretera de su tiempo por las excelentes características técnicas que muestra su trazado, se ajusta totalmente a la tipología de la infraestructura anteriormente descrita, habiendo sido planificada y construida para permitir el tráfico rodado. Estas características constructivas se observan perfectamente al menos en la primera parte de su trayecto meridional o lusitano, es decir a lo largo del amplio territorio que se extiende entre las ciudades de Mérida (Emerita Augusta) y Salamanca (Salmantica). Se trata sin duda de una glarea strata, una calzada empedrada realizada con guijarros o cantos rodados de pequeño tamaño, apisonados con una determinada fracción areno-arcillosa que actúa de aglomerante. El fin era conseguir una capa de rodadura adecuada para el transito de carruajes, por lo que la calzada fue construida con una anchura de unos 6 m., equivalentes a veinte pies, suficientes para que se cruzaran dos carros sin dificultades. Solía pavimentarse en los tramos que lo requerían, por ejemplo en las zonas encharcadas, con varias capas de diferentes materiales, siendo frecuente un vertido de materiales de relleno, más gruesos y drenantes, en las capas inferiores y sucesivamente los materiales eran más finos en las capas superiores de recubrimiento.

La Vía de la Plata al sur de la ciudad de Salamanca mostrando su esqueleto pétreo.


Sin embargo, en los tramos urbanos hemos observado empedrados con losas o lastras, de rocas graníticas y cuarcíticas, como por ejemplo en la ciudad romana de Cáparra, donde la calzada coincide con el cardus maximus de la población, que la cruza de sur a norte pasando por el foro y por debajo del famoso arco cuadrifronte o tetrapylo.

La Vía de la Plata a su paso por la calle principal de la ciudad de Cáparra.


Todo indica que, para el trazado de la “Vía de la Plata”, se utilizaron instrumentos topográficos y técnicas de nivelación. Pueden encontrarse en algunos tramos de su perfil longitudinal pendientes continuas de varios kilómetros de longitud, con suaves inclinaciones nunca superiores al 5% y también, cuando el terreno llano o de penillanura lo permitía, larguísimas alineaciones de su trazado perfectamente rectilíneas.

En los terrenos alomados algunos tramos de la calzada van trazados por las cuerdas altas del relieve, es decir, por las líneas divisorias de aguas vertientes, evitando los cauces de agua y las zonas de encharcamientos, para no tener que hacer costosas obras de drenaje. La calzada desciende a los cauces fluviales para atravesarlos por el vado más seguro y seguir un rumbo paralelo a sus márgenes fuera de la zona de avenidas.

Bordillos alineados de la calzada en zona de Ventaquemada


El recorrido de la “Vía de la Plata” trata de evitar siempre los terrenos más inestables frente a la fuerza erosiva de las aguas y a los deslizamientos de ladera, para asegurar así su durabilidad. Muchas veces en los terrenos llanos, con deficiente drenaje, se construyó un terraplenado sin cunetas (agger) pero en los terrenos inclinados de las laderas se levantaron muros con grandes bloques rocosos en el flanco exterior, se excavaron cunetas y amplias alcantarillas para preservar la calzada de los efectos devastadores de la escorrentía.

Como todas las importantes obras de ingeniería romanas, esta calzada se hizo para durar mucho tiempo. Sin embargo, algunos tramos se han ido deteriorando, sobre todo aquellos que eran más vulnerables a los efectos erosivos de las aguas, ya que estaban realizados con materiales rodados, cuyo escaso aglomerante ha ido desapareciendo. Resulta evidente que con el uso continuado y la erosión a través de dos mil años, en ocasiones, se terminó perdiendo la capa superficial de materiales más finos, dejando al descubierto el esqueleto pétreo de las capas inferiores de materiales más gruesos, o bien, desapareciendo completamente todo el afirmado quedando el subsuelo rocoso desnudo.

Huellas de rodaduras de carros en zonas de esquistos blandos. Garrovillas.


Este deterioro supuso primero la pérdida progresiva de la capa de rodadura del afirmado de la calzada con lo que los viajeros, para evitar la incomodidad de transitar con carros y en cabalgaduras por las capas inferiores de piedras más gruesas, tendían a hacerlo junto a la vieja carretera, originando así caminos paralelos más o menos cercanos, lo que supuso que a la calzada le surgieran múltiples variantes en muchos tramos y el trazado primitivo quedara olvidado.

En ocasiones hemos encontrado reparaciones de la vía con tramos enlosados o empedrados con lastras, pero hay que decir que la totalidad de ellos son medievales, o de la edad moderna, algunos incluso contemporáneos, mientras que en otros casos se trata de las capas de relleno inferiores a la de rodadura, que se quedaron al descubierto cuando ésta ha terminado desapareciendo por la erosión o por otras circunstancias.

Restauración moderna de un tramo de la calzada en Puerto de Béjar (s. XVIII).


Empedrado con lastras de corneanas. Puente de Santiago de Bencáliz (s. XVIII).


A partir de la ciudad de Salamanca hasta Astorga, cuando el “Camino de la Plata” penetra en los campos de sedimentos lacustres y fluviales de la meseta castellana, éste se confunde fácilmente con el terreno y con los caminos de concentración parcelaria, pues debió de tratarse de una viae terrena. No tuvo porqué contar con una infraestructura viaria propia de las viae glareae, debido a que en gran parte discurre sobre un buen manto de gravas y arcillas arenosas idóneas en si mismas para el afirmado. Solo las obras de fábrica indispensables, como los puentes sobre los principales cauces fluviales, conocerían el trabajo esmerado de la piedra. Probablemente se construyó la caja del camino sobre el propio terreno, perfectamente adecuado para el afirmado, terraplenando en parte, apisonando, pero sin añadir materiales alóctonos. No hay motivo para que los ingenieros romanos consideraran necesario el acarreo de nuevos materiales ya que la naturaleza detrítica de la mayor parte de los sedimentos de la cuenca del Duero es apropiada para el soporte del camino.

Estos factores propios del terreno junto con las roturaciones, la agricultura moderna intensiva y las concentraciones parcelarias de las ricas tierras de la planicie castellano-leonesa, han eliminado casi todos los vestigios claros del firme primitivo en esta zona de la calzada romana por lo que, especialmente en las provincias de Zamora, León y norte de Salamanca, surgen hoy grandes dificultades para la exacta identificación de su trazado.

No obstante, la “Vía de la Plata” en su conjunto conserva un 70% de su recorrido original, con numerosas obras de infraestructura y abundantes restos arqueológicos (puentes, miliarios, yacimientos a pie de vía…), después de un uso continuado de veinte siglos y a pesar de las modernas obras públicas y las transformaciones agrarias que prácticamente la han destrozado.

La calzada destruida por las labores agrícolas cerca de Mérida


3. LOS CONDICIONANTES GEOLÓGICOS


En la construcción de las vías romanas son determinantes los siguientes factores del terreno que utilizaremos para identificarlas:


a- Geomorfología

· Ríos y fuentes: ubicación de mansiones, puentes, cunetas y alcantarillas

· Puertos de montaña: pendientes poco acusadas y regulares, desmontes, muros y terraplenes

· Terrenos alomados: trazas por la divisoria de aguas

· Terrenos llanos: trazados rectilíneos en vegas y penillanuras

b- Litologías del trazado

· Rocas graníticas: Berrocales y zonas arenizadas

· Rocas esquistosas: Préstamos detríticos

· Rocas sedimentarias : Encharcamientos, formación de terraplenes

c- Materiales utilizados

· Base del firme: Cantos de diabasas, corneanas, cuarzos y cuarcitas

· Capa de rodadura: Gravillas silíceas y jabre

· Bordillos: Bloques graníticos y de cuarcitas

d- Canteras y graveras

· Granitos: Miliarios, sillares y sillarejos

· Cuarcitas: Bloques

· Sedimentos: Gravas, gravillas, arenas, jabre

Grupo de miliarios sobre la calzada en Santiago de Bencáliz (Aldea del Cano)


4. LITOLOGÍAS DEL TRAZADO


Desde un punto de vista geológico la región noroccidental peninsular por donde discurre la “Vía de la Plata” se sitúa en la zona centroibérica del llamado Macizo Hespérico de la Península Ibérica. Lo más característico de esta región cratonizada es la existencia de amplias penillanuras, como la extremeña y la salmantina, en las que afloran las rocas más antiguas de la península, de edad precámbrico superior: grauvacas, esquistos, gneis y granitos, separadas por estrechas sinformas ocupadas por rocas del paleozoico: cuarcitas, areniscas, pizarras, calizas y conglomerados.

No existen, sin embargo, terrenos del Mesozoico, era geológica durante la cual la región estaba ya emergida y en consecuencia, sometida a un arrasamiento generalizado que se prolongó durante toda la era terciaria o cenozoico.

Otra característica de esta región es la profusión de grandes plutones graníticos, que han quedado al descubierto por los fenómenos erosivos y tectónicos llevados a cabo durante el mesozoico y el terciario. Durante esta última era, el Escudo Hespérico sufrió los efectos de la orogenia alpina y se fracturó en numerosos bloques, algunos de los cuales se hundieron originando profundas fosas o depresiones lacustres bien definidas, que posteriormente se rellenaron fundamentalmente de materiales sedimentarios detríticos: por ejemplo, la depresión del Guadiana, la fosa del Tajo-Tiétar, la fosa del Alagón y la extensa y profunda Cuenca del Duero.

Durante el pliocuaternario estas depresiones tectónicas terminaron colmatándose con los materiales cuarcíticos de las “Rañas” y, sobre ellos, se instala la red fluvial actual que los disecciona y los moviliza a través de sus cauces, creando varias terrazas donde se extienden amplios abanicos de depósitos aluviales, con abundantes cantos rodados de cuarzos, cuarcitas y otras rocas duras, que fueron aprovechadas por los romanos como yacimientos de áridos para construir el afirmado de la “Via Delapidata”.

Normalmente, todas las rocas graníticas se encuentran superficialmente muy alteradas por meteorización, constituyendo extensos berrocales o bien arenales de “lehm” granítico de hasta unos dos metros de espesor, algunos de los cuales son explotados hoy como canteras para la obtención de áridos finos (“jabre”) que se utilizan con buenos resultados como capa de rodadura en la construcción de caminos y como material de relleno en terraplenes de carreteras.

La composición mineralógica del “jabre” está formada por arenas de cuarzos granulares (pseudoesféricos), feldespatos (ortosa), turmalinas, biotitas, etc., unidas por partículas arcillosas (caolinita). Se encuentra en las zonas meteorizadas de los grandes batolitos graníticos próximos a la calzada romana, de donde se extrae con facilidad mediante medios mecánicos rudimentarios dada su escaso grado de compactación. Este material fue utilizado con preferencia en al capa de rodadura de la carretera romana y, como hoy, con excelentes resultados.

Capa de rodadura a base de arenas graníticas y cantos de cuarzos al sur de Cáceres.


Asociados a las rocas precámbricas, paleozoicas y batolitos graníticos, también se presentan intrusiones de diques o filones de cuarzo originados a través de fracturas por emanaciones de fluidos magmáticos de naturaleza silícea (SiO2) que al cristalizar dan origen a sus diferentes variedades (lechosos, ahumados, hialinos, cristal de roca, etc.). Estos materiales fueron utilizados en grandes cantidades por los romanos en el afirmado de la “Vía de la Plata”, debido a su abundancia, a su elevada capacidad portante y a su dureza.

Encachado de cantos de cuarzos y cuarcitas de la vía debajo del asfalto al sur de la ciudad de Cáceres.



Otras rocas intrusivas menos abundantes en el Escudo Hespérico, son las diabasas, rocas filonianas básicas relacionadas en la zona que nos ocupa con el dique de la falla de Plasencia-Alentejo, cuyos minerales oscuros (silicatos ferromagnesianos) son muy duros, pesados y compactos, constituyendo también una buena materia prima para la construcción de muros de sujeción y relleno de los terraplenes, bordillos y empedrados de la calzada.

Las abundantes pizarras son rocas generalmente blandas y de fácil fracturación, pero las grauvacas son areniscas muy duras que sobresalen en la penillanura en forma de crestones afilados (“dientes de perro”). Estas rocas las vemos en la “Vía de la Plata” utilizadas en algunas alcantarillas en forma de grandes lastras, también como materiales de relleno y en los muros de contención de los terraplenes, pero nunca en los niveles de rodadura, debido a su escasa dureza, baja capacidad portante y elevada fracturación.

Mayor aplicación presentan las cuarcitas, de colores generalmente claros (blancos, grises, rosados o marrones), también algunas son oscuras (negras y rojizas), todas ellas de edades correspondientes a los diferentes periodos del paleozoico.

Las cuarcitas son el resultado de la transformación metamórfica de sedimentos marinos costeros formados por arenas silíceas. Son materiales de extremada dureza (cuarzos microcristalinos recristalizados), elevada resistencia a la compresión y muy abundantes en los relieves más acusados de las provincias extremeñas, salmantina y zamorana.

Las “cuarcitas armoricanas” del periodo ordovícico de la era paleozoica, son las más potentes y constituyen las cresterías y los principales resaltes topográficos de las sierras, donde se van fragmentando por gelivación, dando origen a pedreras que se deslizan por gravedad por las vertientes hasta las cabeceras de los arroyos, cuyas aguas las recogen y las movilizan, seleccionando los materiales por su densidad y su dureza a lo largo de sus cauces. Allí, constituyen excelentes “yacimientos secundarios” que fueron utilizados por los romanos de modo preferente para el afirmado y los bordillos de la “Vía de la Plata”.

Excavaciones arqueológicas sobre la calzada en Valdesalor (Cáceres).

Por lo que se refiere a los terrenos de la era cenozoica, constituyen extensos y a veces profundos depósitos de capas sedimentarias situadas sobre los materiales rocosos anteriormente descritos. Se formaron durante el Mioceno y el Plioceno en depresiones o fosas tectónicas bien definidas; otras veces se presentan como una especie de cobertera que fosiliza la penillanura. Los depósitos son continentales en régimen de sistemas de abanicos aluviales y poseen unos niveles de base arcillosos o margosos, a los que se superpone un nivel arcósico muy constante. A techo de estas arcosas existen diferentes capas irregulares de arcillas, areniscas y lentejones de gravas silíceas de distinta granulometría.

Destacan también en el paisaje atravesado por la “Vía de la Plata” las amplias plataformas de las Rañas pliocuaternarias, formaciones detríticas groseras depositadas de forma caótica sobre los materiales paleozoicos, graníticos o bien miocenos, sin ninguna estratificación y cuya potencia generalmente oscila entre los 1 y 10 m. Se trata de una formación conglomerática constituida por cantos subangulosos o redondeados de cuarcitas empastados en una matriz areno-arcillosa rojiza. Estos cantos cuarcíticos están seleccionados en relación con la distancia al “área fuente” y los de mayor dureza fueron también utilizados, mediante técnicas de cribado previas, como materia prima para los empedrados y la capa de rodadura de la calzada.

Los aluviones constituidos por arenas y gravas de cantos rodados, generalmente cuarzos y cuarcitas, trasportados por los ríos y depositados en el fondo de los valles y en las llanuras de inundación (vegas) de la red de drenaje principal fueron también utilizados en grandes cantidades en los caminos romanos

Estos tipos de formaciones sedimentarias poseen un 90% de cantos de naturaleza silícea (cuarzos y cuarcitas) de una elevada dureza, sobre todo aquellos que han sido redondeados por la red fluvial. Los cantos de cuarcitas de estos depósitos sedimentarios están muy seleccionados, por rodamiento a través del largo recorrido que han tenido desde el “área fuente” de las sierras, constituyendo un excelente material para los empedrados y la capa de rodadura de las calzadas que los romanos supieron aprovechar.


Puente romano de la Vía de la Plata sobre el río Albarregas en Mérida.



5. CONCLUSIONES


La caracterización litológica de las materias primas que utilizaron los romanos para el afirmado de la calzada delapidata abarca, como acabamos de ver, a todos aquellos materiales rocosos que ofrecen una elevada capacidad portante, alta dureza y una cierta resistencia a la compresión.

Se extrajeron preferentemente determinadas rocas filonianas (cuarzos), plutónicas (granitos) y rocas metamórficas (cuarcitas), así como materiales cenozoicos y cuaternarios de naturaleza silícea (zahorras y jabre) que ofrecían buenas calidades e idoneidad para ser utilizados en el corredor de la calzada.

El análisis de estas materias primas que fueron empleadas en la construcción de la “Vía de la Plata” nos ayuda a conocer con precisión tanto su procedencia en el contexto de la geología regional, la ubicación de los yacimientos de donde se excavaron las rocas o préstamos del afirmado, así como a descubrir e interpretar la infraestructura de la vía en cada tramo.

La “Vía de la Plata” se adapta siempre al terreno más favorable, tanto a la topografía como a la litología, de cuyo análisis deducimos cómo sus constructores van salvando los factores adversos de la orografía que se interponen en el recorrido: los grandes bolos de los berrocales graníticos, los crestones de cuarcitas, los “dientes de perro” de las grauvacas, las zonas arcillosas de deficiente drenaje, etc.; llevándose a cabo la ejecución de la caja del camino siempre por los terrenos más favorables que no ofrecen problemas geotécnicos: los afloramientos de pizarras, las zonas arenosas de granitos meteorizados, las planicies de las Rañas y las llanuras aluviales con abundantes cantos rodados.

La “Vía de la Plata” se construyó por razones económicas con los materiales rocosos más adecuados y próximos a la traza, por lo que su recorrido desde Mérida hasta Astorga resulta bastante heterogéneo, con una amplia variedad de materiales rocosos dada la diferente tipología de los yacimientos explotados para su construcción. Existe pues una gran relación entre las características estructurales del trazado viario con la geología del entorno más inmediato.

Para la capa superior o de rodadura se utilizaba generalmente zahorra silícea y también “jabre”, siempre que estuvieran disponibles en las proximidades, aunque algunas veces se transportaban estos materiales de préstamo desde yacimientos algo distantes (2-10 Km.). Del batolito granítico de Cabeza Araya los romanos extrajeron y transportaron en carros miles de toneladas de “jabre” que fue extendido unos veinte kilómetros por toda la penillanura cacereña de pizarras para crear la capa de rodadura de la “Vía de la Plata”.

Los minerales disgregados del “jabre” (cuarzo, feldespato ortosa, micas, turmalinas…) extendido sobre un subsuelo de pizarras, a lo largo de muchos kilómetros y alineados perfectamente, es la mejor prueba que muchas veces puede demostrar la existencia del trayecto perdido o destruido de la “Vía de la Plata”. Esto ocurre, sobre todo, cuando han desaparecido los cantos más gruesos del empedrado y de los bordillos para su reutilización en paredes como, por ejemplo, el trayecto rectilíneo de más de nueve metros de anchura y diez kilómetros de longitud que une las poblaciones de Cáceres y de Casar de Cáceres.

En determinados tramos, cuando no había guijarros en el terreno, solo se vertía directamente sobre el duro substrato rocoso, desprovisto previamente de tierra vegetal, una capa de afirmado de rodadura de gravillas o de lehm, bien apisonada para evitar asentamientos e irregularidades, colocada entre dos bordillos perfectamente alineados y paralelos, constituidos normalmente por gruesas piedras graníticas talladas.

Cuando el trazado discurre por zonas pizarrosas, blandas y deleznables, del complejo “esquisto-grauváquico”, el material más duro disponible para obtener zahorras es el cuarzo filoniano de color blanco que se encuentra disperso por los suelos y, por tanto, éste es recogido, vertido y apisonado en grandes cantidades para realizar el empedrado o encachado de guijarros unidos o empastados por una matriz areno-arcillosa que los romanos extraen del lehm granítico.

Cuando el trazado cruza los arroyos y torrenteras procedentes de las sierras de crestas cuarcíticas, con capas de materiales constituidos casi exclusivamente por cantos angulosos de cuarcitas, éstos son también aprovechados en los empedrados, mezclándolos a veces con los cantos de cuarzo blanco de origen filoniano.

Cuando la calzada pasa por los extensos valles aluviales de las cuencas del Guadiana, del Jerte, del Tormes, del Duero, del Esla y del Órbigo, se utilizan también cantos rodados de naturaleza silícea recogidos en las graveras de las terrazas de estos ríos, o bien, en los depósitos detríticos de los amplios abanicos aluviales pliocuaternarios de los suelos de la planicie castellano-leonesa.

Y cuando la vía se acerca al dique diabásico instalado a lo largo de la “Falla de Plasencia-Alentejo” (Cañaveral-Galisteo), el ingeniero romano aprovecha los duros bloques de diabasas para colocarlos como bordillos y para levantar los muros de sustentación de los terraplenes, recubiertos por una capa de rodadura de gravillas obtenida mediante cribado de los materiales cuarcíticos de los coluviones próximos.

Las diferentes rocas graníticas y las areniscas son también utilizadas en todos los puentes, en los miliarios y en los bordillos de la “Calzada de la Plata”, debido a la facilidad con que se tallan y a la amplia dispersión de sus yacimientos en el Escudo Hespérico. Solo se construyeron puentes en los ríos principales, de aguas permanentes, los demás cursos más o menos discontinuos de la amplia red hidrográfica interceptada, poseyeron alcantarillas, realizadas con grandes bloques rocosos o lastras de diversa naturaleza: granitos, grauvacas, pizarras, cuarcitas, corneanas y areniscas.
Depósito de miliarios junto a una cantera de granitos. Lomo de Plata (Garrovillas).


Para finalizar, decir que los terrenos del recorrido de la “Vía de la Plata” no ofrecen grandes problemas geotécnicos, por tratarse en su mayor parte de los materiales más antiguos de la Península Ibérica, es decir, muy estables frente a los fenómenos tectónicos, erosivos y sedimentarios. Solamente las vegas de los grandes ríos estaban sujetas a periódicas avenidas, reguladas hoy por los embalses, pero los romanos lo tuvieron en cuenta alejando la “Vía de la Plata” fuera de las zonas de inundación y cimentando siempre los puentes en lugares de firme duro y resistente con elevada capacidad portante, utilizando después sillares graníticos o de areniscas como materiales constructivos.

Sin embargo, los terrenos cenozoicos de las pequeñas cuencas sedimentarias del Alagón y Zarza de Granadilla, en la provincia de Cáceres, así como la más extensa Cuenca del Duero en las provincias de Salamanca, Zamora y León, presentan una mayor complejidad geotécnica respecto del trazado de la “Vía de la Plata” por ser terrenos más modernos, poco coherentes y en algunos casos muy inestables, donde son frecuentes los asentamientos y los deslizamientos de materiales arcillosos y arenosos, así como los encharcamientos en las zonas endorreicas o de drenaje deficiente, etc., pero, a pesar de todo, en la más adversa orografía no se escatimaba a la hora de afrontar la dificultad, excavando cuanto hiciera falta la dura roca, terraplenando bien alto en los terrenos mal drenados, o construyendo grandiosos puentes para salvar las más profundos valles.


5. BIBLIOGRAFÍA

(*) 1.-Guillermo García Pérez (“La Calzada de Quinea del `Cantar de Mýo Çid´”, El Miliario Extravagante (M.E.), 67, p. 12, nota 35)

2.- Jesús Rodríguez Morales, (“Algunos topónimos camineros y las vías romanas de la Península”. M.E. 71, Diciembre de 1999, p. 7; “Algunos textos sobre la construcción de las vías romanas”, M.E. 85, Junio de 2003, pp. 25-26))

Ambos autores han llegado independientemente a Via o Calciata Delapidata, “vía empedrada”, aduciendo los siguientes textos:

1.- G. García Pérez: Vita Ansberti Episcopi. Mon. Ger. Hist. Script. Rer. Merov., p. 639 “Via publica ac Delapidata”

2.- J. Rodríguez Morales: Epitome de Festo de Paulo Diacono, p. 79M: “Delapidata: lapide strata”; San Isidoro, Etymol, xv, 16, 6: “Ipsa (strata) est et Delapidata, id est lapidibus strata”: La calzada está además empedrada, es decir, recubierta de piedras”. También, en el Vocabulario de Alonso de Palencia, publicado en 1490, Delapidata son “los logares empedrados, las calzadas”.

3.- Arias Bonet, G. “Repertorio de Caminos de la Hispania Romana”.Sep.1987

4.- Loewinsohn, Ernest. “La Vía de la Plata en sus extremos septentrionales”. Miliario Extravagante, nº 66, p.4, sep. 1998.

5.- Moreno Gallo, I. “Infraestructura Viaria Romana I”.Revista Obra Pública. Ingeniería e Historia. Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. 2001

- Moreno Gallo, I.”Infraestructura Viaria Romana II”.Libro de ponencias. I. Congreso de las Obras Públicas Romanas en Hispania. Mérida. 2002.

- Moreno Gallo, I. “Vías Romanas. Ingeniería y técnica constructiva”. Dirección General de Carreteras, Ministerio de Fomento.DGC. CEDEX-CEHOPU. 2004.

6.- Roldán Hervás J. M.Iter ab Emerita Asturicam. El Camino de la Plata”.Memorias del Seminario de Prehistoria y Arqueología. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Salamanca. 1971.

-Roldán Hervás J.M. "El Camino de la Plata: Iter o negotium". Gerión 2007, Vol. Extra, págs. 323-340. (http://www.ucm.es/BUCM/revistas/ghi/02130181/articulos/GERI0707110323A.PDF).



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