24 de noviembre de 2022

Los acuíferos de interés local en la planificación hidrológica: el caso de El "Calerizo" de Cáceres.

Autora: Marta Santafé. Blogs46 Consultora especialista en Medio Ambiente, Sector del Agua y Planificación Hidrológica. Experiencia en Directiva Marco del Agua (DMA) y gestión de sequías e inundaciones. Procesos participativos y mediación ambiental. Promotora ODS y Agenda 2030.
Charca del Marco. Autora: M.A. López Lax (ACIMA). 

 Traigo aquí un conflicto hídrico-ambiental que se remonta a casi 30 años atrás. Es un claro ejemplo de cómo la falta de gobernanza ha impedido dar solución a un problema histórico de la ciudad de Cáceres y, con casi toda seguridad, desconocido por la gran mayoría de sus habitantes. En ocasiones, quizás con demasiada frecuencia, ponemos el foco en asuntos relacionados con el agua que afectan a grandes urbes, colectivos mediáticos, sectores productivos, grandes empresas, etc. y dejamos de lado otros temas que, en territorios más pequeños, tienen mucho impacto en la vida de sus habitantes pero que no suelen generar interés más allá del territorio afectado. Pienso que, si visibilizamos el problema tal vez estemos más cerca de encontrar una solución y pueda servir de referente a otros casos similares que tal vez existan en otros territorios. Para comprender en qué punto se encuentra actualmente este conflicto en torno al agua, que desvelaré más adelante, es necesario conocer los antecedentes.

La ciudad de Cáceres y su relación con el agua.

Cáceres es una ciudad española situada en el centro de la comunidad autónoma de Extremadura. Con 96.126 habitantes en 2019, es el municipio más poblado de la provincia, con el 24,23 % de la población total de la misma. Se trata de una ciudad monumental y Patrimonio de la Humanidad, que no sólo conserva un conjunto histórico-artístico único, sino que también cuenta con un entorno natural privilegiado que para muchos de sus habitantes es todavía un gran desconocido. La ubicación de la ciudad no se puede entender sin dos elementos que, de no existir, no hubieran permitido el asentamiento de sus primeros pobladores: el acuífero denominado El Calerizo y la Ribera del Marco, un pequeño cauce de agua que, hasta hace bien poco, fue motor del desarrollo de esta pequeña capital de provincia carente de río. La ubicación de la ciudad, junto a El Calerizo y en las proximidades de la Ribera del Marco no es fortuita, de hecho, responde a la necesidad de abastecimiento de agua de un núcleo poblado que, al contrario de lo que ocurre en la mayoría de las capitales de provincia del país, carece de un río de cierta entidad. Efectivamente, el origen de la ciudad es peculiar, ya que Cáceres es una de las pocas ciudades en España que no tiene río y tampoco está próxima a montañas que garanticen el agua. En Extremadura, por ejemplo, ciudades antiguas como Plasencia, Coria, Mérida o Badajoz, sólo pudieron prosperar gracias a afluentes del río Tajo o al río Guadiana. Cáceres se convierte así en una excepción casi única en la geografía española, que solo puede ser explicada en términos geológicos. La existencia de este ecosistema fluvial permitió, sin duda, la instalación de los primeros pobladores y ha proporcionado desde entonces los recursos necesarios para la vida en la ciudad que fue originándose en torno a éste. Si la geología de la zona hubiera sido otra, Cáceres nunca se hubiera emplazado en el lugar en el cual está ahora y ciudades como Plasencia o Mérida habrían ocupado ineludiblemente su posición. El agua que los primeros pobladores aprovecharon y que permitió su asentamiento se encontraba en el subsuelo, en el denominado acuífero El Calerizo. 

 El Acuífero de “El Calerizo”.

El Calerizo es un acuífero de unos 14 km2 de superficie y aproximadamente de unos 12-13 hm3 de capacidad. Se trata de un depósito subterráneo de agua, formado por capas calcáreas. Su forma es, por tanto, la de éstas; con contorno irregular y más de 1 km de profundidad. La recarga natural del acuífero se produce a expensas de una fracción del agua de lluvia, que se infiltra en el terreno por las discontinuidades, que supone, para hacernos una idea, casi la mitad de la capacidad del embalse de Guadiloba (unos 20 hm3), que abastece a la ciudad de Cáceres. (J. Gil Montes). Un acuífero subterráneo que atrajo desde el Paleolítico Superior el asentamiento de los primeros pobladores en la zona (como se demuestra en los estudios realizados en las cuevas de Santa Ana, el Conejar y Maltravieso) y que, hasta hace poco, alrededor del año 2000, ha estado abasteciendo a la ciudad y alrededores, como las poblaciones de Valdesalor o Malpartida. Actualmente, continúa cumpliendo su función de suministro de agua para consumo humano (urbanización y campo de golf) y numerosas casas particulares, mediante pozos. También se usa por el Ayuntamiento para el riego de determinados parques públicos.
Panel informativo sobre el Sinclinal de Cáceres en la Ronda Sureste de Cáceres (Junta de Extremadura, Ayuntamiento de Cáceres y La Asociación Geológica de Extremadura).

La importancia de este acuífero radica en la peculiar estructura geológica que permite la acumulación e infiltración de recursos a través de materiales permeables (calizas carboníferas), constituyendo una reserva de gran valor estratégico para la ciudad de Cáceres. Los mayores problemas que existen en este acuífero se relacionan con la existencia de la propia ciudad, hecho que constituye un foco potencial de contaminación, la importante actividad extractiva en canteras (mármoles) y la actividad minera (fosfatos) que estuvo a punto de dar al traste con la descarga natural del acuífero (Charca del Marco), cuando la mina Esmeralda llevó a cabo obras de drenaje. <
Corte geológico de la Sierra de la Mosca (Cáceres). Autor: Juan Gil Montes. 

El Calerizo es el motor de todo, aunque la ciudad viva de espaldas a él. Muchos incluso, ignoran su existencia. El subsuelo cacereño oculta un patrimonio de gran valor que nos sirve para comprender el pasado y presente de la ciudad. Las rocas calcáreas del subsuelo de Cáceres tienen mucho que contarnos, mucho que ver en el devenir de este territorio. Una vez más la geografía condiciona la historia, la antropología, la arqueología, la vida misma. Desde el punto de vista arqueológico los expertos hablan de un espacio único y singular que nunca deja de sorprender. Yacimientos arqueológicos hay muchos en el mundo. Pero disponer de varios en un mismo territorio que permitan investigar la vida y su evolución en distintos períodos prehistóricos es algo extraordinario. En torno a este acuífero y la Ribera del Marco (donde afloran las aguas subterráneas) existe un excepcional enclave natural, así como un conjunto de restos del pasado cacereño (pozos, molinos, puentes, pontones, norias, acequias, fuentes, etc.), un patrimonio hidráulico de gran interés que se localiza en un marco geológico de enorme valor habitado por una gran diversidad de fauna y flora.
Panel informativo sobre El Calerizo en la Ronda Sureste de Cáceres (Junta de Extremadura, Ayuntamiento de Cáceres y La Asociación Geológica de Extremadura). 

 La explotación de las aguas subterráneas de El Calerizo.

En épocas más recientes, sabemos que, desde mediados del siglo XX, se utilizaron las aguas de El Calerizo para poder abastecer las necesidades de la ciudad. Pronto se vería que ese uso era inapropiado para las crecientes necesidades industriales –el agua era dura, y la cal obstruía rápidamente la maquinaria industrial- y se haría imprescindible crear presas artificiales –como la del Guadiloba- para paliar esa amenaza. Hoy en día vemos que ni siquiera una presa así es capaz de satisfacer las necesidades de una población cercana a los 100.000 habitantes. Es presumible que, si el cambio climático se acelera en las próximas décadas, el futuro del abastecimiento de Cáceres se verá comprometido y dependerá de soluciones extremadamente costosas. Los últimos periodos de sequía ya han evidenciado que el suministro de agua a la ciudad pudiera no estar garantizado. Se ha llegado a un estado de tal degradación, que se hace necesaria una urgente ordenación de este territorio para transformarlo en un espacio ecológico periurbano, donde se delimiten, protejan y conserven todos sus recursos naturales, las fuentes, las represas y los cauces de las aguas de la Ribera, así como los fértiles terrenos hortofrutícolas circundantes, los árboles singulares, los molinos y los yacimientos arqueológicos y de fósiles que aún se conservan. Un verdadero corredor ecológico y cultural donde los cacereños puedan disfrutar de su rico patrimonio histórico, natural y etnológico. ¿Por qué no se protege El Calerizo?. Parece lógico que, vista la situación de deterioro progresivo de El Calerizo las administraciones competentes hubieran puesto en marcha los mecanismos necesarios para su protección. Sin embargo, nada se ha hecho. El primer paso para poder proteger los acuíferos es conocer la situación y características de éstos. Es entonces cuando podrán delimitarse las zonas y medidas encaminadas a su protección. Algo que no existe no puede protegerse. Además de caracterizar los acuíferos es necesario conocer el marco legal para ver de qué manera se pueden aplicar acciones cuyo objetivo sea la protección de las aguas subterráneas. Y es aquí, en el marco legal, dónde encontramos el origen del problema. Según se detalla en la página web del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITERD) cuando se habla de agua subterránea se utilizan indistintamente los términos “aguas subterráneas”, “acuíferos” y “masas de agua subterránea”, por lo que conviene dar una definición concreta de estos términos. El Texto Refundido de la Ley de Aguas (TRLA), en su artículo 40 bis, define todos estos conceptos. • Así, se consideran aguas subterráneas todas las aguas que se encuentran bajo superficie del suelo en la zona de saturación y en contacto directo con el suelo o el subsuelo (artículo 40 bis c. del TRLA). • Se considera acuífero a una o más capas subterráneas de roca o de otros estratos geológicos que tienen la suficiente porosidad y permeabilidad para permitir ya sea un flujo significativo de aguas subterráneas o la extracción de cantidades significativas de aguas subterráneas (artículo 40 bis d. del TRLA). La Directiva Marco del Agua introdujo un nuevo concepto: la Masa de Agua[1]. Las masas de agua subterránea se constituyen como las unidades básicas de gestión de acuerdo con los criterios que establece la Directiva Marco del Agua (DMA). En este caso, se presta especial atención al contenido, es decir el agua, y no al continente, que es el acuífero. Si bien el concepto de "masa de agua" es un concepto útil para la gestión, no debe olvidarse nunca el concepto de "acuífero" que es la entidad básica que puede ser delimitado físicamente de forma clara y precisa, atendiendo exclusivamente a criterios hidrogeológicos Con anterioridad a la entrada en vigor de la DMA, las antiguas unidades de gestión de las aguas subterráneas eran las Unidades Hidrogeológicas (UUHH). En 1988, y coincidiendo con la elaboración de los Planes Hidrológicos de todas las cuencas, se delimitaron las unidades hidrogeológicas, cuyo concepto fue establecido en el Reglamento de la Administración Pública del Agua y la Planificación Hidrológica: “Por unidad hidrogeológica se entiende uno o varios acuíferos agrupados a efectos de conseguir una racional y eficaz administración del agua”. Este concepto, aunque obsoleto por su naturaleza jurídica, sigue siendo útil, en el sentido de que muchos estudios, informes, puntos de sondeos hacen referencia a las unidades hidrogeológicas y no a las masas de agua subterránea. Con la entrada en vigor de la DMA, se realizaron trabajos de caracterización hidrogeológica para la definición de las masas de agua subterránea a partir de las UUHH, reconociendo la existencia de un mayor número de acuíferos significativos que los que habían sido definidos en los estudios para la delimitación de estas UUHH. Entre estos acuíferos se encuentran formaciones de baja permeabilidad que, a pesar de ello, tienen una importancia local para el abastecimiento a núcleos urbanos, así como por la existencia de agua superficial o ecosistemas dependientes de las aguas subterráneas. Y, en todo este conjunto de definiciones, ¿cuál le corresponde a El Calerizo?. Pues aquí tenemos el origen del problema y del conflicto hídrico existente, que nadie, hasta la fecha, ha resuelto ni ha tenido voluntad para resolverlo. El Calerizo es un acuífero que, dadas sus características, no ha sido definido como masa de agua por la CH del Tajo (administración hidraúlica a la que le corresponde su gestión). Al no corresponderle la categoría de masa de agua (unidad de gestión de la planificación hidrológica desde la trasposición de la DMA), simplemente no existe ya que no está inventariado e incorporado a su Plan Hidrológico. Al no existir pues no se pueden aplicar medidas de protección. Este vacío legal está poniendo en grave peligro su supervivencia. Acuíferos de interés local. En términos generales, las masas de agua subterránea [2] han sido definidas en los materiales tradicionalmente considerados como acuíferos, donde parte de sus recursos son utilizados para consumo humano, y en aquellas formaciones donde las aguas subterráneas están asociadas a masas de agua superficial o ecosistemas terrestres dependientes. Sin embargo, existen determinados acuíferos que por su entidad no han sido catalogados como masa de agua subterránea y/o cuyos recursos no son utilizados para el consumo humano en un promedio de más de 10 m³ diarios o no abastecen a más de cincuenta personas, que deberían declararse objeto de una protección especial en virtud de la norma comunitaria relativa a la protección de sus aguas subterráneas [3]. Formarían parte de este grupo todos aquellos acuíferos considerados de interés local, no catalogados como masas de agua subterránea, identificados en las diferentes demarcaciones. Lo cierto es que este inventario no se conoce (salvo el caso de algunas cuencas intercomunitarias que sí los han incluido en su planificación hidrológica). En estos casos, habría que identificar aquellos sectores donde existe una elevada densidad de captaciones sobre materiales permeables o bien, se supone que estos materiales presentan unas características hidráulicas suficientes como para permitir un flujo significativo de aguas subterráneas. Se considerarían zonas preferentes para la delimitación de acuíferos de interés local. Puesto que, tal y como establece la Ley 10/2001, de 5 de julio, del Plan Hidrológico Nacional, la gestión pública del agua subterránea corresponde, en su respectivo ámbito territorial, a cada organismo de cuenca, los acuíferos de interés local deberían ser delimitados por cada DH, en el caso del acuífero de El Calerizo correspondería a la CH del Tajo declararlo acuífero de interés local e incluirlo en un inventario que figurara en el plan de cuenca.
Charca de Arropez (uno de los puntos donde afloran las aguas de El Calerizo). Autora: M.A. López Lax (ACIMA). 

Lo cierto es que, hasta la fecha, para la CH del Tajo El Calerizo no existe a los efectos de su gestión y protección, ya bien sea como acuífero de interés local o bien como masa de agua subterránea. En los últimos tiempos han surgido varias voces que, ante este vacío legal y motivados por otros conflictos socio-ambientales existentes, han puesto en marcha iniciativas para lograr que este acuífero pueda ser protegido. Plataforma Salvemos la Montaña y el movimiento para proteger El Calerizo. La plataforma “Salvemos la Montaña” de Cáceres, que cumplió cuatro años el pasado mes de octubre de 2021, es un movimiento que nació a raíz de la respuesta de una parte de la ciudadanía cacereña al proyecto mina de litio de Valdeflores. Su cometido ha sido el de movilizar a la ciudadanía contra el proyecto minero y concienciar sobre el patrimonio natural de la ciudad. Si bien no voy a hablar del polémico proyecto de la mina que daría para un libro, sí es necesario conocerlo para entender mejor por qué se quiere proteger a El Calerizo. En la Sierra de la Mosca, a las afueras de Cáceres, está la antigua mina de San José Valdeflores. conocida por los lugareños por su explotación inicial de estaño, litio y turquesa en los años setenta. Luego fue clausurada y declarada zona protegida por ser refugio de aves y convertida en paraje turístico. Ahora está en medio de una polémica política y ambiental, ante la posibilidad de ser reabierto el yacimiento, esta vez, para extraer el litio, tan cotizado por la industria automotriz para la fabricación de coches eléctricos La propuesta está liderada por la empresa australiana Infinity Lithium que prevé la extracción de unas 15.000 toneladas de hidróxido de litio que abastecerían a más de 10 millones de coches eléctricos. Los promotores aseguran que sería la segunda mina de litio más importante de Europa. De allí el atractivo para las empresas mineras de poder explotar la mina. Su posible reactivación, a menos de 1 km de distancia del casco urbano de la ciudad, ha generado una controversia de una magnitud enorme entre la clase política, colectivos ecologistas y de movilización ciudadana y parte de la población de Extremadura, ante los cambios que supondría el proyecto.
Mapa de localización de la futura mina de litio de Valdeflores donde se observa en tono azul claro la extensión y localización del acuífero El Calerizo (Cáceres). Fuente: Plataforma Salvemos la Montaña. 

  El proyecto necesitará grandes volúmenes de agua para su puesta en marcha y explotación, pero, en los diferentes informes que se han presentado para solicitar, en primer lugar, el permiso de exploración y, posteriormente la apertura de la mina, se afirma que, ni en el emplazamiento ni en las zonas de influencia existe ninguna masa de agua. Al no haber masa de agua no existirían impactos. Lo cierto es que no hay masa de agua porque no ha sido delimitada oficialmente por la Confederación Hidrográfica del Tajo pero realmente sí existe un acuífero que urge proteger. La existencia o inexistencia de agua en el subsuelo del emplazamiento de la mina no es una cuestión baladí, porque cualquier actividad minera tiene necesidad de agua para el desarrollo de esta y, además, dentro de los muchos derechos que concede la Ley de Minas de 1973, el artículo 64 dispone que “los titulares de explotación (…) pueden utilizar con fines mineros las aguas subterráneas que alumbren” en la zona de explotación. Ante esta paradoja, la Plataforma Salvemos la Montaña de Cáceres demanda más protección para El Calerizo para hacer frente a la amenaza de los proyectos mineros. Por ello, ha solicitado a la Confederación Hidrográfica del Tajo que lo declare “masa de agua subterránea” y lo incluya en el catálogo de la cuenca y se pueda aplicar sobre él la normativa vigente de protección de las aguas subterráneas. Tras un año de trabajo de esta asociación recopilando datos y después de comprobar que la CHT no tenía a El Calerizo catalogado como una masa de agua existente, se encargó un informe a la Fundación Nueva Cultura del Agua (FNCA) [4], que ha contado con la colaboración del geólogo cacereño Juan Gil Montes, una de las personas que mejor conoce este enclave y que lleva alertando desde hace años del creciente deterioro de El Calerizo. Este informe, denominado “Acuífero El Calerizo de Cáceres y la necesidad de su designación como Masa de Agua”, según fuentes consultadas, consta de cuatro apartados. Primero se ha hecho un estudio de caracterización del acuífero carbonatado del Calerizo (Cáceres) como propuesta para su designación como Masa de Agua Subterránea, por el hidrogeólogo Manuel Arce, de h2O analytics.b. Se han estudiado los valores naturales asociados al ámbito de influencia del acuífero y el proyecto minero Valdeflóres, del que se ha encargado la bióloga Julia Martínez; se han visto las amenazas potenciales para la conservación del buen estado del acuífero El Calerizo que se derivan del proyecto minero Valdeflóres, a cargo del biólogo Cristian Muñoz, y se ha hecho un análisis jurídico sobre la necesidad de designar el acuífero como masa de agua, del que se ha encargado el abogado ambientalista Abel la Calle Marcos. La falta de catalogación como masa de agua lleva implícito que El Calerizo "no existe" para la CHT, asegura la plataforma en nota de prensa y, por tanto, "no se puede aplicar sobre él la normativa vigente de protección de las aguas subterráneas, quedando indefenso ante proyectos mineros". Con este informe, financiado mediante una campaña de recaudación de fondos, se ha realizado una petición formal a la CHT y al Ayuntamiento de Cáceres para que sea reconocido por fin y pueda ser protegido Llegados a este punto, y con el informe técnico sobre la mesa, el pasado 18 de noviembre y, por tercera vez (ya se hizo algo similar en los años 1992 y 2018), el pleno del ayuntamiento aprobó una moción en la que se insta a la Confederación Hidrográfica del Tajo a que proteja el acuífero de El Calerizo. En esta ocasión, es la alcaldía la que ha llevado al pleno una propuesta para que se solicite a la CHT que se declare el acuífero como masa de agua como paso previo para su recuperación, protección y conservación. Este nuevo acuerdo sobre El Calerizo se toma cuando en otras decisiones de la corporación local, una en 1992 y otra en 2018, se decidió que se instase a la CHT a fijar un perímetro de protección del acuífero. La justificación de la decisión de 1992 y la de 2018 es la misma, salvo la diferencia de que en la primera se citó la Ley de Aguas de 1985 y en la segunda se hizo alusión al real decreto legislativo de 2001 por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Aguas. En 1992 y 2018 se buscó un acuerdo de la corporación local porque el ayuntamiento no tiene competencias para declarar un perímetro de protección de la zona del acuífero, pero sí puede solicitar a través de la Junta de Extremadura su aplicación por parte de la CHT. El motivo entonces era «la existencia de un riesgo de sobreexplotación del acuífero, principalmente en los años de sequía». También se argumentó que las medidas de restricciones del consumo de agua «invitan a algunos ciudadanos a perforar pozos particulares para obtener el agua del acuífero», de tal forma que en «los pozos particulares se obtiene el agua» de la reserva acuífera «sin control alguno, con lo que los fines particulares hacen que los intereses generales de todos los ciudadanos se resientan». Según declaraciones de la primera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Cáceres, María José Pulido, el Ayuntamiento ha decidido presentar esta moción haciéndose eco de una demanda de la Plataforma Salvemos la Montaña, y desde el convencimiento de que las cuestiones relativas al agua son fundamentales porque están estrechamente ligadas a la salud, la pobreza, el hambre, la educación, el desarrollo económico, la igualdad entre mujeres y hombres, la conservación de los ecosistemas, la seguridad alimentaria o la cultura. Pulido resaltó que, alcanzar el reconocimiento como masa de agua subterránea del acuífero, poder darle la cobertura legal y poner recursos a disposición para el control y mantenimiento, sería un avance esencial en la protección de El Calerizo. La necesidad de proteger el acuífero. El Calerizo de Cáceres, con una extensión de unos 14 Km2, constituye uno de los acuíferos calcáreos de mayor entidad de Extremadura que merece ser preservado para el abastecimiento de la ciudad y para proteger su patrimonio ambiental, cultural y etnográfico. La zona que ocupa este "embalse subterráneo" se encuentra totalmente desprotegida y amenazada por factores de perturbación antrópica que inciden tanto en la calidad de sus aguas como en el riesgo de sobreexplotación que sufre durante los periodos de sequía. A todos estos factores se añadiría el impacto sobre el agua que produciría la futura mina de litio de Valdeflóres. A todo ello hay que añadir que, las aguas subterráneas se consideran un importante recurso estratégico frente al cambio climático, por su efecto de amortiguación, ya que tienen una inercia que hace que el agua subterránea permanezca disponible en muchos casos cuando ya no hay recursos superficiales. Es por tanto importante considerar una gestión conjunta o alterna entre recursos superficiales y subterráneos. En el caso de la ciudad de Cáceres, se podría plantear que el agua de El Calerizo se reservara para épocas de mayor escasez, de este modo aumentaría la resiliencia del sistema del abastecimiento de la ciudad El cambio climático, no solo puede afectar al agua almacenada, sino también a la morfología y a la dinámica del acuífero en sí. Por ejemplo, una reducción en las aguas subterráneas más someras puede causar subsidencias del terreno, como ya se ha visto en el pasado por la explotación intensiva de El Calerizo. Por ello es básico que se realice una gestión sostenible de las aguas que almacena este acuífero. Por todo ello es urgente que, aprovechando que el tercer ciclo de planificación hidrológica (2021-2027) ya está en su fase final (el periodo de información pública para presentar alegaciones a la Propuesta del Borrador del Plan Hidrológico se cierra en próximo 22 de diciembre), se incluya a El Calerizo en el inventario de aguas subterráneas, bien como masa de agua o como acuífero de interés local. Estamos ante un claro reto para la gobernanza y gestión del agua en la ciudad de Cáceres. Esperemos pues que, tras la presentación de la petición por parte del gobierno local y de la Plataforma Salvemos la Montaña que ha sido acompañada de un estudio riguroso y multidisciplinar de la FNCA, exista voluntad política para dar por fin una solución que, gracias a la movilización social se ha reactivado. Tal vez la ciudadanía logre lo que en 30 años no han sido capaces de solucionar las instituciones. Sin duda, se presenta una magnífica oportunidad para abordar este vacío legal del marco que regula la planificación hidrológica de nuestro país, que deja a los acuíferos de interés local fuera de la gestión y, por tanto, sin posibilidad de ser reconocidos y protegidos Se hace necesario, antes de que el grado de deterioro sea irreversible, establecer para este acuífero cárstico un régimen de protección preventiva y de explotación racional de sus reservas hídricas, así como el establecimiento de un perímetro de protección. Proteger El Calerizo debe ser una prioridad, este acuífero que tanto ha dado en el pasado a la ciudad y que tanto tiene todavía que ofrecer a sus habitantes debe ser integrado en la gestión de las aguas subterráneas del PH del Tajo 2021-2027. Este reconocimiento serviría también para que la población de Cáceres conociera su patrimonio hidrogeológico y sea consciente de su valor y la necesidad de preservarlo, convirtiéndolo en otro elemento más de su enorme patrimonio natural y cultural. Tenemos la obligación de preservar este entorno, no podemos dejar pasar esta oportunidad, ¿será este tercer intento el definitivo?, el tiempo lo dirá.


  NOTAS: [1] Se considera masa de agua subterránea a un volumen claramente diferenciado de aguas subterráneas en un acuífero o acuíferos (artículo 40 bis f. del TRLA). [2] En el artículo 2 de la Directiva 2000/60/CE se define el término masa de agua subterránea como un volumen claramente diferenciado de aguas subterráneas de un acuífero o acuíferos y se establece como unidad geográfica de referencia para gestionar las aguas subterráneas en el marco comunitario y comprobar el cumplimiento de los objetivos medioambientales fijados en ellas. [3] Tómese como ejemplo a seguir los trabajos de identificación de acuíferos de interés local en la DH de Tinto, Odiel y Piedras. Documentos complementarios: Demarcación Hidrográfica Tinto Odiel Piedras. Trabajos necesarios para la mejora del conocimiento y protección contra la contaminación y el deterioro del estado de las masas de agua subterránea de las demarcaciones hidrográficas andaluzas de carácter intracomunitario, conforme a lo establecido en las directivas 2000/60/ce y 2006/118/ce [4] Nota: No he tenido posibilidad de consultar el citado informe por lo que todo lo que trata de su contenido proviene de esta fuente. Webgrafía • MITECO. • Caminar el Agua. • El Periódico de Extremadura. • COPE. • Ayuntamiento de Cáceres. • jugimo.blogspot.com.es • Junta de Andalucía. • Salvemos a la Montaña.

3 de noviembre de 2022

ESTUDIO HIDROGEOLÓGICO DE LOS MATERIALES DETRÍTICOS DE LA CUENCA DEL ALAGÓN


 

RESUMEN 

Se exponen en este trabajo algunos resultados de las investigaciones llevadas a cabo en los años 1985-88 (*) sobre las características hidrogeológicas regionales de los materiales detríticos terciarios y cuaternarios que rellenan la fosa tectónica del río Alagón, con el objeto de proceder al abastecimiento con aguas subterráneas suficientes y de calidad a todos los núcleos de población que se encuentran distribuidos en su área, de acuerdo con el plan hidrológico provincial patrocinado por la Diputación de Cáceres.  

 

INTRODUCCIÓN

  La región estudiada se localiza al noroeste de la provincia de Cáceres, en la margen derecha de la cuenca hidrográfica del Tajo, entre las localidades de Coria y Carcaboso, territorio que constituye un núcleo agrícola, ganadero e industrial en continua expansión que motiva una creciente demanda de agua potable hasta ahora insuficientemente satisfecha por las dificultades de suministro a partir de los cauces contaminados de los ríos Alagón y Jerte; aguas superficiales de ínfima calidad dada la alta concentración que poseen en productos químicos y biológicos relacionados con los vertidos urbanos, los plaguicidas y los abonos que se utilizan en los cultivos del regadío que casi por completo cubre la superficie de los terrenos sedimentarios de esta comarca cacereña. De acuerdo con los objetivos de este estudio se ha puesto de manifiesto la existencia de dos acuíferos de diferentes características hidrogeológicas:

 • Uno superficial constituido por materiales detríticos gruesos cuaternarios, con notable influencia de las aguas subálveas de los ríos principales: Alagón y Jerte.

 • Otro acuífero profundo, sin explotar todavía en toda su extensión, definido por las intercalaciones detríticas finas del Mioceno continental. 

Con el reconocimiento sistemático del terreno y con el apoyo de la prospección geofísica (método eléctrico), además de la ejecución de numerosas perforaciones cuyas profundidades oscilaron entre los 20 y 200 m., se han podido determinar la naturaleza y los espesores de las diferentes capas sedimentarias, así como la profundidad del zócalo pizarroso impermeable que conforma la estructura de este gran embalse subterráneo. Las conclusiones obtenidas contribuirán al mejor conocimiento de las cuencas terciarias extremeñas y su consiguiente repercusión en la futura explotación de todos los recursos geológicos que albergan: arcillas industriales, graveras, aguas subterráneas, etc., hasta hoy insuficientemente investigados y por tanto, en gran parte, desconocidos y desaprovechados. 

  Mapa Geológico de la zona estudiada. La línea roja delimita al acuífero de Coria-Galisteo (Cuenca del Alagón).

 

 EL MARCO GEOLÓGICO 

 Por ser los caracteres litológicos los que condicionan fundamentalmente la permeabilidad de los diferentes materiales y en consecuencia el comportamiento hidrológico de los mismos, se exponen a continuación de una forma resumida acompañados de la cartografía geológica de la zona.

 a) Materiales terciarios

  El relleno de la cubeta del Alagón comenzó a partir de su formación a mediados de la era Terciaria, como consecuencia de los plegamientos alpinos que actuaron en esta zona sobre materiales paleozoicos ya consolidados (cuarcitas, pizarras y granitos), reactivando grandes líneas de fracturas seguidas de hundimientos de bloques que después constituirían su zócalo o basamento rocoso. Las condiciones de deposición que afectaron a sus materiales detríticos se fraguaron en un ambiente continental, lacustre y endorreico. Por ello, los sedimentos son de gran similitud en toda la cuenca, con frecuentes cambios laterales de facies, tan característicos de otras cuencas terciarias próximas: Fosa del Tajo-Tiétar y fosas del Arrago y del Ambroz, con las que sin duda estuvo conectada en sus orígenes, pero actualmente aparecen individualizadas debido a los procesos erosivos y tectónicos recientes. 

De muro (parte inferior de la cuenca) a techo (parte superior) podemos distinguir dos formaciones sedimentarias: Una, posiblemente Oligocena, constituida por gravas silíceas interestratificadas con areniscas y arcillas; y otra Miocena, subhorizontal y discordante, que se caracteriza por sus facies areno-arcillosas alternantes. Al techo de esta segunda formación corresponden las arcillas grises o pardo-amarillentas, con frecuentes niveles de cantos cuarcíticos, que se encuentran en los alrededores de Coria, dada su localización distal en el borde meridional de la cuenca, donde se encuentran los sedimentos más finos de carácter margoso explotados por los tejares allí existentes. 

Sobre los materiales de la facies de Coria se sitúan niveles carbonatados cristalinos, algo arenosos y con acreciones de sílex negro características, que sólo se conservan en determinados lugares protegidos de la erosión fluvial: cerros del poblado de Valdecín, (Torrejoncillo). Esta serie detrítico-caliza de edad Pontiense coincidiría con la serie páramo que aparece en la fase final del relleno de la depresión tectónica del Tajo-Tiétar (Peraleda de la Mata). 

Las facies detríticas miocenas de la cuenca del Alagón están constituidas por materiales procedentes de dos áreas madres distintas en cuanto a su composición litológica: una septentrional, formada por las elevaciones del Sistema Central hasta la Sierra de Gata, cuya constitución petrográfica es fundamentalmente granítica, y otra meridional que integran las Sierras Paleozoicas que se extienden desde Cañaveral hasta la frontera con Portugal, formadas fundamentalmente por pizarras y cuarcitas plegadas durante la Orogenia Hercínica o Varisca. Estos relieves elevados actuaron como áreas fuente de los materiales no consolidados que rellenan la depresión lacustre, la cual y como consecuencia de su ambiente de aguas tranquilas , presenta una granulometría de gran selección y de naturaleza arcósica predominantemente, en la que la fracción arenítica, constituida por una gran proporción de granos de cuarzos y feldespatos procedentes de la demudación de los granitos y neises septentrionales, está más o menos contaminada por fracciones arcillosas procedentes de estas mismas rocas y de las pizarras meteorizadas del area fuente meridional. 

Dentro de este conjunto arcósico, sedimentado en condiciones tranquilas, se incluyen también niveles de gravas poligénicas de cuarzo, cuarcitas, areniscas y pizarras, de cantos sub-redondeados empastados en una matriz areno-arcillosa, que corresponderían a paleocanales producto de una sedimentación continental bajo unas condiciones de régimen torrencial de gran energía, capaz de efectuar una erosión intensa y un transporte considerable, con poca selectividad en cuanto a tamaños de sus materiales de origen gliptogénico marginal. Como resultado, la estratificación es confusa, combinándose rítmicamente mezclas areno-arcillosas con capas netamente arcillosas y limosas de origen lacustre con algunos niveles rellenos de gravas silíceas de origen torrencial. En el conjunto areno-arcilloso a veces pueden distinguirse interestratificaciones en las que predominan unas u otras, mezclas con diferentes tonalidades beige, rojizas, grises, blancas y azuladas que denotan paleosuelos originados en un clima tropical húmedo, pero con estaciones contrastadas.  

                       

                   MAPA GEOLÓGICO: Materiales terciarios (color amarillo) de la Cuenca del Alagón (IGME)

 

b) Materiales pliocuaternarios

Durante el Plioceno las condiciones ambientales de deposición cambian pues el clima se hace progresivamente más árido, alternando con períodos de lluvias torrenciales que arrastran gran cantidad de materiales fanglomeráticos que se depositan discordantes sobre los materiales miocenos y sobre las pizarras paleozoicas y precámbricas de las estribaciones montañosas. Estos depósitos continentales de poca potencia y gran extensión superficial, constituyen las denominadas Rañas, tan típicas de otras zonas extremeñas, formadas por cantos semirrodados de cuarcitas y areniscas, mal seleccionados y empastados por una matriz areno-arcillosa de color rojizo. 

La distribución de facies de los materiales que rellenan la fosa del Alagón viene condicionada, además de por la geomorfología, litología y clima de las áreas fuentes circundantes, por la influencia de una tectónica profunda del basamento subsidente, el cual basculó en el pliocuaternario hacia el Oeste y los ríos principales de la zona adquirieron su trazado actual en esa dirección.  

  c) Materiales cuaternarios. 

Los materiales aluviales del Alagón y del Jerte están constituidos por bloques y lechos de gravas bien rodadas de cuarcitas, heredados de las Rañas, que alternan con arenas silíceas muy evolucionadas de matriz escasa limo-arenosa. Se sitúan en la extensa llanura de inundación de estos ríos y sus afluentes principales, donde alcanzan hasta una docena de metros de potencia. También se localizan en las terrazas fluviales tanto del Jerte como del Alagón, habiéndose encontrado en algunas de ellas abundante industria lítica del Paleolítico (Achelense), Pleistoceno medio. Tal es el caso del Cerro del Cabezo (Galisteo) actualmente inédita.  

 

UNIDADES HIDROGEOLÓGICAS: NIVELES ACUÍFEROS

 De acuerdo con los datos geológicos, la zona de estudio pertenece a una subcuenca terciaria que estuvo conectada con las subcuencas del Arrago (Moraleja) y la del Ambroz (Zarza de Granadilla) hasta finales de aquella era. Estas tres subcuencas rellenas de materiales lacustres, constituyen tres unidades hidrogeológicas diferentes separadas por umbrales de naturaleza esquisto-grauváquico (C. E. G.) impermeables y semipermeables por fracturación. 

A la vista de las características sedimentológicas de estos materiales, se han distinguido dos acuíferos subterráneos de diferente comportamiento hidrogeológico: 

* El primero y más profundo, constituido por los sedimentos terciarios, que en su conjunto tiene una potencia media de unos 300 m. y se comporta como un acuífero multicapa de permeabilidad muy variable, siendo muy alta en los niveles discontinuos de arenas y gravas limpias de espesores entre 1-5 m.,  y más baja a través de las capas de limos y arcillas arenosas que funcionan como acuitardos. Los caudales medios de este acuífero tan heterogéneo oscilan entre los 15-30 litros/seg., siendo la calidad de sus aguas, a la vista de los análisis realizados, excelente para el consumo humano. 

* El segundo acuífero subsuperficial corresponde a los depósitos aluviales cuaternarios que se extienden por las márgenes y terrazas del río Alagón y sus afluentes principales. Alcanza una potencia entre 5-12 m., siendo el acuífero más explotado en la actualidad, sobre todo en las proximidades de Coria. Su comportamiento hidrogeológico es bueno, constituyendo un acuífero de alta permeabilidad y transmisibilidad. Algunos de estos aluviones están en conexión hidráulica con las aguas contaminadas de los ríos mencionados, no así sus terrazas colgadas, y por ello la calidad de estas aguas es muy deficiente, careciendo de importancia a efectos de abastecimientos urbanos, pero sin embargo tienen interés hidrogeológico en cuanto que contribuyen a retener el agua de infiltración que pasa a alimentar lentamente el acuífero profundo de los materiales terciarios. Los caudales de las captaciones efectuadas en este acuífero varían entre 0'5-3 litros/seg. de acuerdo con el espesor de las capas drenantes, su granulometría, altitud, proximidad a meandros abandonados, etc.

 Por último, diremos que el comportamiento hidrogeológico de las Rañas es muy deficiente por el elevado porcentaje de arcillas que contienen, así como por la descarga natural que impone su elevada situación topográfica al haberse encajado en ellas la red hidrográfica actual. 

En resumen, las facies más arenosas y de gravas limpias son las que tienen más posibilidades como acuíferos, dependiendo los caudales obtenidos del número de capas de estos sedimentos que atravesemos en la perforación, las cuales están semiconfinadas por acuitardos (arcillas arenosas, etc.) de baja o nula permeabilidad. 

                              Corte geológico de los materiales terciarios de la Cuenca del Alagón. Zona de Coria.

  

GEOMETRÍA DEL EMBALSE: RECURSOS HIDROGEOLÓGICOS

 La extensión de la unidad hidrogeológica de la fosa del Alagón comprende una superficie total de unos 600 km2 con una altura media de 300 m. sobre el nivel del mar. La delimitación de la cuenca con los terrenos del complejo esquisto-grauváquico se realiza por fracturas tardihercínicas de direcciones NE-SW y E-W reactivadas durante la orogenia alpina. 

El límite oriental de la fosa está constituido por una gran fractura inversa del sistema Plasencia-Alentejo y que tiene su continuación en la unidad de Granadilla. Asimismo, se pueden ver dos importantes fracturas  en el borde occidental de dirección E-W, dirección de fracturación también importante en la cuenca del Tajo-Tiétar. A pesar de los escasos datos que poseemos del basamento, se puede estimar de acuerdo con la campaña de prospección geofísica realizada mediante sondeos eléctricos verticales, que supera los 300 m. de profundidad en los alrededores de Coria, donde la fosa queda enmarcada por las fallas referidas, y también en la zona de Galisteo, a lo largo del labio inferior de la falla inversa oriental. 

Sin embargo, las profundidades menores a que se encuentra el basamento se dan en la Ribera Fresnedosa (150 m.), Torrejoncillo (115 m.) y Valdencín (20 m.), como consecuencia de la proximidad del umbral de pizarras de Torrejoncillo-Portaje que funciona dentro de la unidad como divisoria del sentido de flujo del agua subterránea. 

La recarga se realiza principalmente a partir de las precipitaciones sobre la cuenca, que se estiman en unos 650 m.m. anuales o, lo que es lo mismo, 650 litros/m2; y también de los excedentes del regadío infiltrados a través del recubrimiento cuaternario del suelo vegetal hasta los niveles más o menos permeables del Mioceno. La extensión de la zona de recarga coincide con la de toda la unidad (600 km2), y si se supone que la infiltración de la lluvia fuese del orden del 15%, se tendrían unos recursos subterráneos mínimos renovables al año de: 600.106 m2 x 0,650 m. x 0,15 = 58,5 Hm3/año. Esta cifra podría aumentarse sensiblemente con las filtraciones proporcionadas por el regadío y la procedente de los aportes subterráneos de las fracturas existentes en las pizarras del Precámbrico circundante. Por consiguiente, existen unos recursos que podrían explotarse sin problemas tanto para abastecimientos urbanos y ganaderos, así como para ampliar los regadíos en  áreas reducidas no cubiertas por los canales del embalse de Valdeobispo. 

          Ensayo de bombeo del Pozo I de abastecimiento de la ciudad de Corla. (Caudal: 30  litros/seg.) 

    Fase de perforación del pozo de abastecimiento del poblado de San Gil (Galisteo). Caudal: 15  litros/seg.

 

 BIBLIOGRAFÍA 

 ALIA MEDINA, M. : Sobre la tectónica profunda de la Fosa del Tajo. Not. y Com. del IGME, nº 58, pag. 125 (1.960). 

IGME- Junta de Extremadura: Mapa hidrogeológico de Extremadura. (1.987). 

IGME: Estudio hidrogeológico del Acuífero 021. "GALISTEO" (1.983). 

JIMÉNEZ FUENTES, E. y CRUZ REYES, J. L.: Los sistemas de fracturas del Valle del Jerte (Cáceres). Bol. Geol. y Minero Tomo LXXXVII -III (1.976). 

LLAMAS M. R. y CUSTODIO E. Hidrogeología subterránea. Ed. Omega. Barcelona, 1.976. 

MARTÍN ESCORZA, C.: Contribución al conocimiento de la geología del terciario occidental de la Fosa del Tajo. BI. Real Soc. Esp. Hist. Nat. (Geol.) n9 70, pag. 171. (1.972). 

SASTRE MERLÍN, A.: Características hidrogeológicas de los materiales de edad terciaria de los alrededores de Talavera de la Reina. I Simposio Nacional de hidrogeología. Tomo I. (1.976).

 (*) CUADERNOS DE GRADO MEDIO. Revista Cultural del I. B. "El Brocense". Cáceres, 1988-AñoVI-Nº 6.