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5.1. Métodos de prospección de aguas subterráneas.
Entendemos  por  prospección  de  aguas  subterráneas  el  conjunto  de  trabajos  de investigación que permiten la localización de acuíferos o embalses subterráneos de los que se puede obtener agua en cantidad y calidad adecuada para un determinado fin.
5.1.1. Métodos geológicos:
Antes   del   comienzo   de   los   trabajos   de   campo,   el   hidrogeólogo   debe consultar  la  cartografía  geológica  de  la  zona  donde  se  indica  la  naturaleza litológica  de  los  diferentes  afloramientos  rocosos  así  como  sus  características estratigráficas y estructurales.
La  interpretación  del  mapa  geológico  se  basará  fundamentalmente  en  la identificación de las formaciones rocosas permeables y de las impermeables, sus límites, las principales unidades hidrogeológicas, fracturas principales, zonas de recarga y descarga hidrológica, etc…
La  realización de  perfiles  y  cortes geológicos  son  muy  útiles para adquirir una visión adecuada de la geometría de los acuíferos, su espesor y situación del nivel piezométrico.
El   estudio   de   las   fotografías   aéreas   constituye   también   un   excelente instrumento  para  la  cartografía  geológica  porque  pone  de  relieve  aspectos difíciles de ver sobre el propio terreno: Grandes fracturas, zonas de drenaje, la red fluvial, etc.
5.1.2. Métodos geofísicos:
La aplicación de la prospección geofísica nos ayuda a conocer la distribución de los materiales en el subsuelo así como su naturaleza, analizando la variación de  las  propiedades  físicas  de  las  rocas  con  la  profundidad.  Los  métodos  de prospección geofísica que se aplican en hidrogeología servirán siempre de apoyo y colaboración a los estudios geológicos previos, para determinar la existencia y distribución aproximada del agua en los terrenos permeables.
Los  métodos  geofísicos  más  efectivos  en  la  prospección  de  las  aguas subterráneas son:
El método eléctrico, que mide la variación de la resistividad de las diferentes rocas con la profundidad. Cuando las rocas son muy resistivas carecen de poros o fisuras que puedan estar saturados en agua. Sin embargo, cuando existen aguas subterráneas acumuladas en los huecos de las rocas, la resistividad será mucho más baja, debido a que el agua, por la presencia de sales disueltas en ella, actúa como un conductor.
Es decir, a efectos hidrogeológicos, una baja o nula porosidad de las rocas se manifiesta por una elevada resistividad. Así mismo, si la roca se encuentra sobre el nivel freático, o no contiene agua, su resistividad será también elevada. Pero si la resistividad es muy baja, el agua almacenada tendrá un elevado contenido en sales, o las rocas son arcillosas e impermeables.
El método gravimétrico, estudia las anomalías de la gravedad en la superficie terrestre a fin de deducir zonas muy compactas e impermeables, con anomalías positivas, y zonas porosas o fracturadas permeables con anomalías negativas por defecto de masa.. Es útil para determinar la existencia de fallas importantes o de grandes cavidades kársticas saturadas de agua.
El  método  electromagnético,  estudia  la  influencia  del  terreno  sobre  un campo  electromagnético         artificial.          Puede   aplicarse           desde              aviones y recientemente, comienza a utilizarse en estudios hidrogeológicos regionales. Es un   método   que   tiene   grandes   posibilidades   en   un   futuro   no   muy   lejano, especialmente para prospecciones donde no es necesario llegar a profundidades superiores a los veinte metros.
5.2.  Prospección  de  las  aguas  subterráneas  en  los  distintos  tipos  de  rocas  de Extremadura.
La  prospección  de  las  aguas  subterráneas  debe  comenzar  con  el  reconocimiento geológico  de  la  zona,  ya  que  la  ausencia  o  existencia  de  acuíferos  subterráneos  está fundamentalmente  condicionada  por  la  naturaleza  de  las  rocas  que  constituyen  el subsuelo.
Describimos  a  continuación  las  características  hidrogeológicas  de  las  rocas  más comunes de la región extremeña, separándolas en unidades de diferente comportamiento hidrogeológico.
- Rocas metamórficas:
La  mayor  parte  de  la  región  extremeña  (60%)  está  constituida  por  pizarras, grauvacas y cuarcitas pertenecientes al Precámbrico y al Paleozoico. Rocas que a diferencia   de   las   magmáticas   (granitos),   se   muestran   normalmente   muy fracturadas  hasta  grandes  profundidades,  por  lo  cual  son  consideradas como semipermeables y llegan a proporcionar caudales de hasta diez litros/segundo.
No  obstante,  dentro  de  las  rocas  pizarrosas  existen  tipos  muy  variados  y  no todos  presentan  iguales  características  hidrogeológicas.  Las  pizarras  arcillosas, cuyas   fracturas   se   encuentran   taponadas   por   productos   arcillosos,   resultan acuíferos   pobres   con   poca   o   nula   permeabilidad   mientras   que   las   pizarras areniscosas, las cuarcitas y las grauvacas, presentan fracturas limpias que pueden proporcionar caudales de medio litro a dos litros por segundo cada una. Por tanto,
el  éxito  de  una  perforación  en  estas  rocas,  está  condicionado  al  número  de fracturas  abiertas  que  puedan  cortarse  y  a  las  conexiones  de  éstas  con  otras fracturas extendidas en una amplia zona de recarga.  Se abastecen de estas aguas las poblaciones de los municipios de Plasenzuela, Botija, Monroy, Torrequemada, Torreorgaz, etc, en la penillanura trujillano-cacereña.
Las  captaciones  deben  realizarse  con  máquina  perforadora  que  trabaje  a rotopercusión neumática y con circulación directa de lodos, entubando con PVC de siete  atmósferas  y  engravillando  con  gravas  tipo  “garbancillo”.  En  algunas fuentes  de  ladera  pueden  realizarse  captaciones  superficiales  mediante  zanjas colectoras  tipo  “pata  gallina”,  rellenándolas  con  gravas  gruesas  que  faciliten  el drenaje hacia un punto determinado.
- Rocas graníticas:
Aproximadamente una quinta parte de los terrenos extremeños están formados por rocas cristalinas: granitos, granodioritas, dioritas, gabros, etc. En su conjunto estas  rocas  son  muy  impermeables  y  no  tienen capacidad  para  almacenar  aguas subterráneas porque carecen de porosidad primaria.
Sin  embargo,  algunas  captaciones  construidas  en  estas  rocas  suministran caudales  medios  reducidos  (0,5  l/seg.).  El  agua  procede  principalmente  de  las zonas superficiales arenizadas (jabre), o bien de fracturas más profundas. Tanto la meteorización  como  la  densidad  de  fracturación  son  más  intensas  cerca  de  la superficie y decrecen progresivamente al aumentar la profundidad, con lo cual no por mucho profundizar en estas rocas obtendremos más agua.
En  casos  excepcionales  se  han  cortado  grandes  fallas  con  amplias  zonas  de rocas  trituradas  que  suministran  un  caudal  elevado,  pero  con  el  transcurso  del tiempo el acuífero puede sufrir un brusco descenso cuando se agotan sus reservas acumuladas a lo largo del plano de fractura. Es decir, estas rocas sólo desarrollan acuíferos de poca entidad en las zonas superficiales alteradas (3-10 m.) y acuíferos de mayor envergadura en las zonas de grandes fracturas.
Las  captaciones  en  zonas  arenizadas  se  construirán  en  vaguadas,  mediante zanjas  colectoras  de  unos  2-4  m.   de  profundidad,  realizadas  con  máquinas retroexcavadoras  y  rellenas  de  gravas.  Las  captaciones  en  zonas  fracturadas  se realizan   mediante   perforaciones   profundas   con   máquinas   que   trabajan   a rotopercusión neumática y circulación directa de lodos.
Lógicamente  los  puntos  más  adecuados  para  las  perforaciones  serán  los situados en la  confluencia  de  varias  fracturas,  donde  se  suelen  obtener  caudales extraordinarios de hasta 5 l/seg. Es el caso de los pueblos de Ruanes, Santa Ana, Montanchez, Conquista de la Sierra, Santa Cruz de la Sierra, Berrocalejo...etc.
- Rocas filonianas:
Son  muy  comunes  en  Extremadura,  sus  yacimientos  se  presentan  de  forma alargada y con poco espesor, formando diques o filones emplazados dentro de las rocas graníticas y pizarrosas de nuestra región. Los tipos más frecuentes son los filones  de  cuarzo,  lamprófidos  y  diabasas,  los  cuales  actúan,  si  están  muy fracturados,  como  capas  drenantes  respecto  a  las  rocas  encajantes  de  menor permeabilidad;   otros   no   fracturados   son   impermeables   y   actúan   de   “presa hidrogeológica”  reteniendo las aguas subterráneas.
Pueden   suministrar   caudales   elevados,   de   uno   a   cinco   litros/segundo, proporcionales a la anchura, extensión y grado de fracturación que presenten.
Las  captaciones  deben  realizarse  con  máquina  perforadora  de  rotopercusión neumática y circulación directa, sondeando sobre el recorrido del dique o bien en sus laterales si éste fuera impermeable y actuara de presa hidrogeológica. De este modo  se  han  abastecido  las  poblaciones  cacereñas  de  Villa  del  Rey,  Ruanes  y Torrejoncillo en diques de diabasas.
- Rocas calcáreas:
Se  trata  de  calizas  y  dolomías  que  son  relativamente  abundantes  en  la provincia  de  Badajoz  (1,6  %),  mientras  que  en  la  de  Cáceres  sólo  existen pequeños afloramientos. Estas rocas tienen una alta permeabilidad y constituyen excelentes  acuíferos  ya  que  son  rocas  solubles  que  presentan  en  profundidad grandes conductos de disolución, canales y cavernas, que actúan como embalses subterráneos y que llegan a proporcionar caudales muy elevados, superiores a los diez  litros/segundo.  Es  el  caso  del  acuífero  kárstico  de  El  Calerizo  (Cáceres) donde  se  obtienen  caudales  de  hasta  90  l/seg.  y  el  de  Casas  de  Reina,  que abastecía  la  antigua  ciudad  romana  de  Regina,  Los  Santos  de  Maimona,  Fuente del Maestre, Alconera, Valverde de Leganés y  Fregenal de la Sierra entre otros.
Son aconsejables las captaciones realizadas a percusión, con martillo en fondo, en  las  zonas  más  carstificadas  donde pueden existir  pérdidas  de  aire  cuando  se utiliza la rotopercusión neumática. Este último método es también bastante eficaz en zonas compactas y poco carstificadas.
- Rocas sedimentarias consolidadas:
Son  todas  aquellas  rocas  detríticas  de  origen  continental,  sedimentos  de  las era  terciaria  de  facies  lacustre,  que  rellenan  en  nuestra  región  las  depresiones  y fosas tectónicas originadas sobre el basamento granítico-pizarroso: Fosa del Tajo- Tietar, cuenca del Guadiana, fosa del Alagón...etc.
Se trata de formaciones horizontales muy heterogéneas (“acuíferos multicapas”)  que  resultan  permeables  por  porosidad  primaria.  Por  tanto,  los caudales que suministran, generalmente elevados, son proporcionales al volumen de  los  orificios  saturados  de  agua  que  contengan  y  al  tamaño  de  los  estratos permeables.
Los  materiales  de  relleno  de  la  fosa  del  Tajo-Tietar  y  del  Alagón  son predominantemente arenosos, se trata de sedimentos arcósicos procedentes de la erosión   de   los   granitos   de   Gredos.   Sin   embargo,   los   del   Guadiana   son eminentemente arcillosos, producto de la meteorización de los relieves pizarrosos circundantes.
En consecuencia, los materiales arenosos de las cuencas del Tajo y del Alagón constituyen   buenos   acuíferos,   obteniéndose   caudales   medios   de   15   l/sg.   a profundidades  de  unos  200  m.,  como  ocurre  en  los  municipios  de  Casillas  de Coria, Carcaboso, Alagón, Morcillo, Galisteo y Peraleda de la Mata. Todas estas captaciones  se  han  realizado  de  manera  eficaz  con  máquinas  perforadoras  que trabajan  a  rotación  con  circulación  inversa  de  lodos  y  entubando  los  pozos  con tubos de hierro y filtros “de puentecillo” para evitar la entrada de finos.
Los  materiales  terciarios  de  la  cuenca  del  Guadiana  no  alcanzan  grandes espesores (inferiores a los 80 m.) y existen varios niveles acuíferos entre arcillas, formados  por  intercalaciones  de  capas  de  arenas  y  gravas,  con  caudales  de pequeña  envergadura  inferiores  a  los  3  l/sg.  En  la  zona  superior  de  estos materiales se encuentran “caleños” de origen lacustre que pueden llegar hasta los 15  m.  de  espesor,  desarrollando  acuíferos  cársticos  cuyas  captaciones  propor- cionan caudales del orden de los 3 l/seg., son los casos de Torremegía y Ahillones entre otros.
- Rocas sedimentarias no consolidadas:
Las gravas y arenas sin compactar que se encuentran a lo largo y ancho de las vegas de inundación de los ríos extremeños, son sedimentos muy permeables y su sistema hidrológico está íntimamente relacionado con el del cauce fluvial que los origina.  Casi  sin  excepción,  será  posible  obtener  caudales  del  orden  de  cinco  a diez   litros/segundo   en   casi   todos   los   aluviones   de   los   ríos   permanentes extremeños, con una zona saturada de agua de uno a diez metros de profundidad.
Algunas   poblaciones   próximas   a   ellos   se   abastecen   de   estos   acuíferos, mediante  pozos  de  drenes  radiales,  “tipo  Fehlmann,”  que  pueden  proporcionar caudales  de  hasta  cien  litros/segundo.  Es  el  caso  de  Navalmoral  de  la  Mata  y Mérida,   que   se   abastecen   de   los   aluviones   de   los   ríos   Tietar   y  Guadiana respectivamente,  aunque  la  calidad  de  sus  aguas  es  muy  deficiente  debido  a  su conexión directa con las contaminadas aguas superficiales de estos dos ríos.
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23 de septiembre de 2008
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