10 de abril de 2010

LA GEODIVERSIDAD CACEREÑA: SU VINCULACIÓN CON LOS PRIMEROS ASENTAMIENTOS HUMANOS

La geodiversidad contempla la variedad de todos los elementos abióticos: ambientes geológicos, geomorfológicos, rocas, minerales y suelos que proporcionan el marco para la vida en la Tierra. La geodiversidad crea vínculos entre la biodiversidad, la gente y la cultura, siendo uno de los principales recursos naturales de una comarca. Tiene una influencia profunda en el paisaje, los hábitats y las especies, y también en el desarrollo económico, en el legado histórico y cultural. Los recursos geológicos de este territorio extremeño proporcionaron las esenciales materias primas para el desarrollo de las primeras civilizaciones que aquí se establecieron: herramientas líticas, minerales y materiales de construcción, abastecimiento de agua, refugios, pinturas, adornos, enterramientos, sepulcros, suelo donde cultivar, etc. Los orígenes de la ciudad de Cáceres no pueden desligarse de las características geológicas de la comarca donde se ubica: - Al norte, el profundo foso del valle del río Tajo. - Al oeste, las pobres tierras del berrocal granítico de Cabeza Araya. - Al sur, el umbral constituído por las Sierras de San Pedro y Montánchez. - Al este, la extensa penillanura trujillano-cacereña, rica en pastos y en yacimientos argentíferos. En el centro de este marco geográfico, se levanta la estratégica Sierra de la Mosca (La Montaña de Cáceres), cubierta en la remota antigüedad de densos bosques de alcornoques y encinas, y de su núcleo calcáreo surge permanentemente el único manantial de importancia (90 litros/segundo) que existe entre las aguas del Tajo y del Guadiana en esta comarca extremeña. Estas aguas dan origen a la Ribera del Marco, las cuales después de abrirse paso entre las cuarcitas de la Montaña se reparten en la rica vega que abastece actualmente de productos hortícolas a la ciudad. ELEMENTOS DE LA GEODIVERSIDAD CACEREÑA:
Mapa geológico de los alrededores de Cáceres y sus zonas de interés
1.-El Vado de Alconétar: punto natural de comunicación en el aurifer Tagus 2.-La Penillanura pizarrosa: caza, ganadería, cereales 3.-Los Berrocales: materiales graníticos 4.-La Sierra de la Mosca: materiales cuarcíticos 5.-El Calerizo: refugios, agua, hornos de cal 6.-Las minas de oro, estaño, hierro, plomo y plata 7.-La Falla de Plasencia-Alemtejo 1.-EL VADO DE ALCONÉTAR:
El meandro del río Tajo en Alconétar: foto aérea de 1969
Terrazas pedregosas del río Tajo en Alconétar
La penillanura trujillano-cacereña, originada sobre pizarras y granitos a una cota media de 400 m., se eleva lentamente mediante un movimiento epirogénico, lo que provoca que el río Tajo se encaje en ella unos 200 m. creando un profundo foso de laderas muy escarpadas, que solo puede ser vadeable en invierno en un lugar concreto: el Meandro de Alconétar, hoy sumergido bajo las aguas del embalse de Alcántara.
Mapa topográfico de Cañaveral (Cáceres), año 1946.
Desde la más remota Prehistoria hasta nuestros días todas las comunicaciones terrestres S-N-S por esta zona se han visto obligadas a pasar por el Vado de Alconétar, creado por la Falla de Plasencia y la erosión del Tajo, y situado sobre el único meandro del río existente en la penillanura cacereña, donde las aguas generalmente profundas y violentas canalizadas por el foso fluvial, se extienden aquí perdiendo fondo y, en consecuencia, permitiendo el paso fácil a pié o sobre caballerías.
Dolmen de la Vega del Guadancil
Resulta, por tanto, ser un punto obligado de paso, fundamental en las comunicaciones desde el Pleistoceno Medio, y prueba de ello son los innumerables vestigios arqueológicos de todas las épocas y culturas que encontramos expuestos en sus proximidades cuando bajan las aguas del embalse: un extenso campo dolménico con numerosos túmulos, una estela antropomorfa neolítica con grabados (depositada en el Museo Arqueológico de Cáceres),
Estela antropomorfa de Alconétar
Espada de bronce encontrada en el Vado de Alconétar (Museo Arqueológico Nacional)
y la famosa espada de la Edad del Bronce de Alconétar (Museo Arqueológico Nacional), un oppidum vetón y su necrópolis, el puente romano y la mansio Túrmulos de la Vía de la Plata, necrópolis visigoda, el castillo árabe y templario, cañada ganadera, ferrocarril y carreteras actuales.
El Puente romano de Alconétar
Castillo templario de Alconétar
2.-LA PENILLANURA CACEREÑA El paisaje peniaplanado de esta región extremeña, constituida por las rocas más antiguas de la Península Ibérica, se configura de acuerdo con los siguientes condicionamientos geomorfológicos:
La penillanura pizarrosa cerealística y ganadera
Una suave topografía, con altitudes medias relativamente bajas, con predominio de las serretas cuarcíticas (800 m.), los Riberos fluviales y la gran penillanura esquisto-grauváquica (400 m.). Es decir, se trata de un territorio de amplios horizontes, con gran accesibilidad y permeabilidad para las diferentes especies de animales, salvo el profundo foso del Tajo vadeable en el meandro de Alconétar. Es en este paisaje marco cuando, durante el Pleistoceno Medio, se incorporan en nuestra comarca los homínidos neandertales, como especies cazadoras y recolectoras, dependientes para su supervivencia de los grandes mamíferos herbívoros que se alimentan de los ricos pastos y de los frutos de los bosques abiertos de quercínias. Las materias primas que utilizaron los homínidos neandertales para confeccionar sus instrumentos abarca todos los materiales rocosos que ofrecen una elevada consistencia y dureza: cantos rodados de corneanas, cuarcitas y cuarzos obtenidos de los depósitos terciarios y cuaternarios más próximos (rañas y terrazas fluviales) que recubren la penillanura pizarrosa.
Bifaces de las terrazas de la Ribera del Marco . Museo Arqueológico de Cáceres La penillanura pizarrosa cacereña con sus típicos "dientes de perro"
En el siglo IV a. C. el pueblo vetón se aposenta en los "Riberos" cacereños que diseccionan la penillanura , ocupando los espigones fluviales y las confluencias más abruptas de ríos y arroyos al sur del Tajo. Entre otros poblados u oppida destacan los de Sansueña, Villasviejas del Tamuja, Castillejo del Guadiloba, Aguijón de Pantoja, Santiago del Campo, Túrmulos..., y casi con certeza, el que ocuparía la elevación estratégica de la actual ciudad monumental de Cáceres.
Oppidum de Santiago del Campo en el Ribero del río Almonte Muralla del oppidum de Sansueña en el Ribero del río Salor
En los años 154-140 a. C. numerosas bandas de lusitanos descienden del Mons Herminius (Sierra de la Estrella) y, aliados con sus vecinos los vetones, atraviesan el foso del Tajo por Alconétar saqueando las ricas tierras sureñas de la Bética explotadas por los invasores romanos.
Una vez sometidos todos estos poblados vetones , el vado de Alconétar en el aurifer Tagus, las fuentes del Calerizo, las minas de plata del Tamuja y las de hierro de Aliseda, serán factores geológicos de enorme importancia que sin duda fueron determinantes para la ubicación, en el año 139 a. C., del campamento romano de Castra Servilia en esta comarca, levantado por las legiones del proconsul Quinto Servilio Cepión durante las guerras lusitanas contra Viriato, en plena penillanura pizarrosa para defenderse mejor de las hordas lusitanas.
Campamento romano republicano de "Cáceres el Viejo" (Castra Servilia)
Fosos y murallas de pizarras del campamento romano de Castra Servilia
3.-LOS BERROCALES
El amplio afloramiento granítico del Batolito de Cabeza Araya que se extiende al oeste de la ciudad de Cáceres es pobre en suelos agrícolas, pero rico para los pastos de primavera, por lo cual ha sido un lugar idóneo, desde el Pleistoceno Medio, para la caza de los grandes mamíferos trashumantes. Prueba de ello son las cuantiosas piezas talladas, de cuarzos y cuarcitas, que han aparecido en las márgenes de los arroyos que surcan estos granitos y que tienen su nacimiento en las sierras cuarcíticas de San Pedro y la Montaña de Cáceres.
Excavaciones arqueológicas en las graveras del arroyo de El Millar (Cáceres)
Los bloques graníticos diaclasados fueron utilizados durante el Neolítico para la construcción de grandes dólmenes y otros recintos ciclópeos en Las Hijadillas, Estación de Arroyo-Malpartida, Los Barruecos, Ribera de Araya, El Vaqueril, etc.
Bloques graníticos diaclasados del batolito de Cabeza Araya
El dolmen de la estación de Arroyo-Malpartida en el batolito de Cabeza Araya Dolmen de la Hijadilla I con ortostatos graníticos
Los granitos cercanos a la ciudad de Cáceres fueron explotados durante la época romana para la obtención de sillares con los que construir los edificios y las murallas de la Colonia Norba Caesarina, así como los puentes y los miliarios de la calzada "Vía de la Plata". También el granito descompuesto ("jabre") se extrajo de la superficie del afloramiento de Cabeza Araya, en Los Arenales y El Majón, para verterlo a lo largo de la calzada romana y crear una inmejorable capa de rodadura que permitiera el transito de carruajes con seguridad y a gran velocidad.
Sillares graníticos de la muralla romana de Norba Caesarina Puerta romana de la muralla de Norba Caesarina
4.-LA SIERRA DE LA MOSCA
Situada estratégicamente en medio de la penillanura cacereña, entre las Sierras de San Pedro y de Montánchez y las Sierras de Cañaveral y de Monfragüe. Es una sierra diminuta, posiblemente de ahí derive su primitivo nombre, también llamada hoy "La Montaña de Cáceres". Tiene en su conjunto una forma oval, ya que sus cumbres más elevadas se corresponden con los fuertes resaltes impuestos por los estratos de las cuarcitas armoricanas del llamado Sinclinal de Cáceres (El Risco, 670 m.).
El Sinclinal de Cáceres Santuario de La Montaña de Cáceres sobre las cuarcitas armoricanas
La Montaña de Cáceres ha proporcionado desde la prehistoria lugares de refugio y control del territorio circundante, materiales constructivos, corcho, leña, abundante caza mayor y menor. Durante el Calcolítico y la Edad del Bronce fue visitada por grupos humanos que dejaron en sus abrigos rocosos algunas pinturas rupestres esquemáticas y varios poblados fortificados.
Figuras antropomorfas esquemáticas del Calcolítico sobre cuarcitas
La mayor aportación de esta sierra a la historia de Cáceres es la ubicación de su primitivo recinto amurallado sobre el crestón de las duras cuarcitas armoricanas que hay debajo de la Ciudad Monumental y a que la mayor parte de sus calles, casas y palacios medievales están construidos con estos mismos materiales.
La Ciudad Monumental de Cáceres sobre un crestón de cuarcitas próximo a la Ribera del Marco
5.- EL CALERIZO En el núcleo del Sinclinal de Cáceres se localizan unas calizas dolomíticas de edad Carbonífero Superior, con una extensión superficial de unos 14 Km2 y más de 1 Km. de profundidad, que ha proporcionado a los antiguos pobladores de este territorio cavidades para su refugio y protección, aguas subterráneas en abundancia para su abastecimiento y los regadíos, así como cales y arcillas para la construcción de sus viviendas y de sus murallas.
Cueva de Maltravieso refugio de los hombres del Paleolítico Pinturas rupestres paleolíticas de la Cueva de Maltravieso (25.000 años)
Las aguas subterráneas del acuífero cárstico de El Calerizo afloran de modo permanente en la penillanura, entre el Tajo y el Guadiana, en el rebosadero de la Fuente del Marco, con un caudal medio de unos 90 litros/segundo en el siglo pasado, dando origen a la llamada Rivera del Marco, arroyo de aguas bicarbonatadas y cristalinas que fueron desde siempre la causa fundamental de los diferentes asentamientos humanos en este lugar cacereño.
Fuente de El Marco
Rivera del Marco o Arroyo del Concejo de Cáceres
El Calerizo de Cáceres además ha suministrado, a las diferentes culturas que aquí se han aposentado a largo de la historia desde la época romana hasta la actualidad, materiales calcáreos (cales) y arcillosos para la construcción de las murallas y de las viviendas de la ciudad.
Cantera de calizas y arcillas de El Calerizo de Cáceres
Sobre la muralla romana de Norba, construida con sillares graníticos, se levantó en época almohade (siglo XII) otra muralla de tapial con algunas torres octogonales. Al reedificar estas murallas los almohades llamaron al recinto amurallado "Qazrix”, porque "Castris" (de Castra Caecilia) se denominaba esta población campamental situada junto a la Vía de la Plata.
Murallas de tapial de época almohade realizadas con las arcillas y la cal de El Calerizo
6.- LAS MINAS 6.1.- El Oro del "aurifer Tagus" y sus afluentes el Alagón, Eljas, etc. 6.2.- El Estaño de El Trasquilón y de los Arenales 6.3.- La Plata y el Plomo del valle del Tamuja (Plasenzuela) 6.4.- El Hierro de la Sierra del Aljibe (Aliseda) Con la explotación de estos metales los romanos forjaron un gran imperio, y precisamente los encontraron aquí, a pocas millas en los alrededores de la Colonia Norba Caesarina. Pero fueron los fenicios unos siglos antes los primeros en comercializarlos y transportarlos por la "ruta del estaño", antecesora de la calzada romana "Vía de la Plata", hasta el puerto de Cádiz donde serían embarcados hacia sus factorías del Mediterráneo oriental. Todavía en época romana republicana un gaditano, descendiente de aquellos fenicios, llamado Lucio Cornelio Balbo, era nombrado "Patrono" de la Colonia Norbensis Caesarina, fundada por su consuegro Cayo Norbano Flaco en el año 35 a. C., llevándose a la realidad un proyecto de Julio César para con los veteranos de los dos campamentos militares próximos: Castra Servilia (Cáceres el Viejo) y Castra Caecilia (Cáceres Monumental).
León orientalizante encontrado en las cercanías de las minas de estaño de El Trasquilón (Depositado en el CIMOV de Cáceres)
Los restos del oppidum de Villasviejas del Tamuja han sido identificados con la ciudad de Tamusia, sin duda siguiendo la evidencia proporcionada por el actual hidrónimo y por el topónimo "castillo de Tamuxa" y "Tamusya" de los documentos medievales:
Tamusia>Tamusya>Tamuxa>Tamuja .
Las últimas excavaciones han arrojado un periodo de vigencia de esta población vetona que va desde el siglo IV a.C. hasta mediados del siglo I a.C. en que se constata su abandono en la época de Julio César, coincidiendo con la fundación en 35 a.C. de la Colonia Norbensis Caesarina, aunque las minas de plata y plomo siguieron explotándose muchos años más tarde, especialmente durante todo el siglo I de nuestra era, coincidiendo con el enorme desarrollo que adquirió la cercana Colonia Emerita Augusta, la metrópoli de Lusitania, tan necesitada de materias primas para la construcción de los edificios y monumentos de la ciudad.
Documento medieval del año 1189 donde se cita al oppidum de "Tamusya"
Afectada, pues, por la romanización de la zona tras su conquista por las legiones romanas en el siglo II a.C., se cree que tuvo su principal motor dinámico en la explotación de los yacimientos de galenas argentíferas (menas de plata) existentes en la comarca del río Tamuja. A esta época pertenecen las monedas romanas (ases concretamente) acuñadas tanto en el siglo II a. C como en los inicios del I a. C. y que grabadas en el exergo con el término celtibérico TAMUSIA revelan un momento álgido de la ciudad minera de Tamusia, lo suficientemente importante en aquel entonces como para emitir monedas de curso legal.
Escoriales de los hornos de fundición de las minas romanas de Tamusia
La "Mina Pastora" de oligisto y limonita está situada en Aliseda, a 28km de Cáceres en dirección Oeste, se encuentra concretamente en la Sierra del Aljibe, una de las formaciones cuarcíticas de la Sierra de San Pedro, y sobre ella está asentado un poblamiento prerromano que tuvo conexiones comerciales con los fenicios (tesoro de Aliseda) y más tarde con los romanos de Norba y Emérita quienes explotaron sus minerales de hierro durante todo el Imperio.
Jarro de vidrio de origen egipcio del tesoro de Aliseda
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