15 de septiembre de 2008

MIKNASA AL-ASNAM (ZALAMEA DE LA SERENA)

© Copyright JUAN GIL MONTES 2008


Una ciudad bereber perdida en La Serena extremeña

El emplazamiento de esta ciudad musulmana en el territoro de La Serena sigue en la actualidad siendo un misterio. Para su exacta localización hemos contado con la valiosa ayuda de las fuentes árabes recientemente publicadas, así como del conocimiento del terreno y su toponimia, y también del estudio de la red de caminos romanos y medievales.


RESUMEN

El emplazamiento de esta ciudad musulmana en el territoro de La Serena sigue en la actualidad siendo un misterio a pesar de las opiniones de algunos investigadores. Para su exacta localización hemos contado con la valiosa ayuda de las fuentes árabes recientemente publicadas, así como del conocimiento del terreno y su toponimia, y también del estudio de la red de caminos romanos y medievales.

Miknasa es el nombre, según las fuentes árabes, de una ciudad, de una tribu beréber y de una estación caminera situada a cuatro jornadas al norte de Córdoba, en la ruta que unía esta ciudad con la de Zamora, en el reino de León, a través de tierras extremeñas.

En la época musulmana existieron tres ciudades con el nombre de Miknasa: una, la más antigua, situada en el norte de Africa, llamada actualmente Meknés o Mequinés, cercana a la ciudad de Fez, y las otras dos en al-Andalus, la del valle del Ebro, llamada hoy Mequinenza y la extremeña perdida hasta la fecha en la comarca de La Serena.

La ciudad extremeña tuvo un sobrenombre o calificativo que por si solo serviría para ubicarla plenamente: Miknasa " al Asnam" (Miknasa "la de las columnas"), en sentido literal, la que se encuentra junto a los restos monumentales de un primitivo templo. Por extensión, los geógrafos árabes llamarían pais de Asnam a toda la región circundante a esta ciudad beréber extremeña que corresponde como después veremos con la actual comarca de La Serena.

EL MARCO FÍSICO

El paisaje de la comarca de La Serena resulta bastante monótono por tratarse de una extensa penillanura, de 400 m. de altitud media, desarrollada sobre pizarras precámbricas, en la que los unicos relieves de cierta importancia que se observan son los originados por erosión diferencial en los crestones de cuarcitas paleozoicas y en los berrocales graníticos, rocas que al ser más resistentes frente a los procesos erosivos destacan en forma de sierras de escasa altitud o bien de montes aislados de forma cónica.

La monotonía del paisaje se acentúa por la escasa vegetación reinante, encontrándose la comarca en muchas zonas totalmente deforestada desde épocas pretéritas. Solamente en las laderas de las sierras se desarrolla el monte alto constituido esencialmente por encinas y alcornoques, y un monte bajo mediterráneo de jaras, tomillos, cantuesos y retamas, típico de todas las elevaciones extremeñas.

El encajamiento de la red fluvial en la penillanura no es muy acentuado, solamente el Zújar presenta un valle más profundo, con algunos niveles de terrazas separados por escarpes de cierta pendiente, donde la erosión ha dejado al descubierto las pizarras silíceas del subsuelo, que se muestran en superficie en forma de los típicos "dientes de perro", debido a su mayor resistencia relativa frente a las pizarras arcillosas con ellas interestratificadas.

La penillanura pizarrosa de La Serena queda limitada al sur por el sinclinal cuarcítico de las sierras de Tiros, Rinconada, de las Cabras y del Torozo, que en forma de arco se extiende entre Castuera y Capilla con altitudes medias de unos 800 m.

Al oeste aparece el batolito granítico de los Pedroches, el cual alcanza las Vegas del Guadiana cerca de Don Benito. Estos granitos se encuentran superficialmente enrasados con el nivel general de la penillanura y por ello forman parte igualmente del substrato rocoso de esta comarca. Más al oeste aparecen de nuevo las sierras cuarcíticas de los Argallanes (700 m.), Arrozao (665 m.) y de la Ortiga (660 m.), de dirección hercínica NW-SE, entre las cuales discurre el Guadámez hasta su desembocadura en el Guadiana a la altura de la Sierra de Yelbes.

Finalmente, al norte se encuentra la depresión terciaria del Guadiana, rellena de materiales arcillosos que dan origen a una amplia llanura, levemente alomada y algo abarrancada en las inmediaciones del río. Los sedimentos se encuentran sensiblemente horizontales constituyendo una llanura estructural en la que sobresale algún "monte isla" como el de Medellín.

Deben destacarse también los rellanos más o menos extensos de las rañas, situadas en las inmediaciones de las alineaciones cuarcíticas, cubiertas en otra épocas por el matorral autóctono y hoy aprovechadas con plantaciones de olivos y otros árboles frutales.

FUENTES HISTÓRICAS

En el año 711 Tariq había vencido a los visigodos con un ejército mercenario de beréberes procedentes del norte de Africa, tribus caracterizadas por una violenta exaltación religiosa, por su xenofobia, por su rebelde espíritu de independencia y por su ímpetu predatorio y conquistador.

Entre los grupos tribales de beréberes que intervinieron en la conquista del solar hispano se encontraban los Miknasa, los Nafza y los Hawwara, emigrantes de las regiones montañosas del Rif y del Gran Atlas, los cuales una vez finalizada la conquista se establecieron en las mejores tierras de las comarcas del centro-oeste peninsular:

Los Miknasa en la cuenca del Guadiana, en La Serena; los Nafza en las vegas del Alagón y penillanura trujilana, y los Hawwara en las vegas del Tajo y en la Jara toledana, regiones todas ellas pertenecientes al distrito o "Kura" de la Marca Inferior cuya capital era Mérida.

Inmigraciones posteriores de beréberes del Magrib se sucedieron con frecuencia en los tiempos que siguieron a la conquista, unas veces como mercenarios en las milicias musulmanas y otras como grupos tribales de pastores y hortelanos que se fueron acomodando en las zonas hasta entonces insuficientemente explotadas por los primeros beréberes establecidos en las tieras más fértiles de la Marca Inferior.

A estas regiones fronterizas, donde abundan los fanáticos beréberes, fáciles tanto a la conversión como a la apostasía, afluyen a fines del siglo IX los iluminados y los místicos que intentan hacer adeptos en las crédulas masas musulmanas. En el año 901 un personaje apodado Ibn al- Qitt se pone al frente de un movimiento religioso de oposición al soberano reinante. Recluta adeptos entre los beréberes asentados al norte de Córdoba, en el distrito de Fahs al -Ballut (Los Pedroches)y en la Sierra de Al-Baranis (Almadén), después pasan por el distrito de Al Asnam y penetran en el de los beréberes Nafza, para dirigirse con una gran multitud de fanáticos a conquistar la ciudad de Zamora donde son derrotados.

En el año 921, Al Istajri nos cuenta que "los beréberes Miknasa, Nafza y Hawwara son de la tribu de los Al Butr y están en al-Andalus"; en otro lugar, dice que "Nafza y Miknasa están entre los cristianos y Córdoba", indicándonos con ello la ubicación de estas ciudades alineadas en una antigua vía caminera Córdoba - Zamora que sería el mismo itinerario seguido por Ibn al- Qitt, es decir: Cordoba - Los Pedroches - La Serena - Penillanura trujillana - Puertos de Béjar - Salamanca - Zamora.

En la misma obra de Al Istajri que trata de los caminos de Al Andalus, al reseñar el que designa como número cuatro especifica : " De Córdoba a Miknasa cuatro días; de ésta a Hawwara otro tanto, de allí a Nafza diez días, y de ésta a Zamora cuatro días".

De lo cual puede deducirse que: " De Córdoba a Miknasa hay cuatro jornadas de camino. De Miknasa a Hawwara otras cuatro jornadas, y de Córdoba a Nafza diez jornadas (pasando por Hawwara). Por último, de Nafza a Zamora cuatro días de camino". Según este itinerario, la distancia de Córdoba a Zamora podía hacerse en catorce días, o bién en solo doce jornadas camineras sí se dirige por Medellín, Trujillo y Nafza, con ello se evitan, al no pasar por Hawwara, dos días de camino.

Esta cifra concuerda con los veinticinco días que invirtió Almanzor, según Al - Udri, en una de sus campañas contra la ciudad de Zamora, teniendo en cuenta el viaje de ida y vuelta más un día dedicado a la lucha contra los leoneses.

La ciudad de Miknasa es citada también por otros geógrafos árabes del siglo X de forma repetida:

Ibn Hawqal dice: "Miknasa se encuentra entre el Tajo y el Guadalquivir, a dos días de Cáceres y a otro de Majadat al-Balat".

Al Idrisi que plagia a Ibn Hawqal describe un itinerario en el cual consigna entre Miknasa y Majadat al Balat dos etapas y de Cáceres a Miknasa una etapa, lo cual no concuerda muy bien con los datos que proporciona este mismo autor de la ruta de Córdoba a Miknasa que despues comentaremos.

Yaqut, de forma escueta menciona a Miknasa como "un castillo dependiente de Mérida".

El anónimo del Dikr bilad al-Andalus cita de forma lacónica "Miknasa ciudad importante".

De todas las referencias que hemos podido encontrar en los geógrafos árabes, la que más luz aporta sin duda sobre la ubicación de la ciudad de Miknasa es la de Ibn Hayyan quien en la Crónica del Califa Abderrahmán III nos cuenta con todo detalle los siguientes hechos acaecidos en el año 915/16 coincidentes con un periodo de hambre que afectó tanto a los musulmanes como a los cristianos.

LA CAMPAÑA DE ORDOÑO II

"Noticia de la campaña del tirano Ordoño hijo de Alfonso, rey de los leoneses, a quien Dios maldiga, con sus mesnadas en el país musulmán y de los terrenos que recorrió en este año". (verano de 915).

"Dice al-Razi: en este año salió el tirano Ordoño, hijo de Alfonso, rey de los leoneses infieles, a quienes Dios maldiga, con sus mesnadas hacia tierras musulmanas, atacando el norte de Miknasat al-Asnam, tomando la fortaleza de Alanje y haciendo gran daño a los musulmanes... Salió de su capital, León, a la ciudad de Zamora,... Era objetivo del maldito la ciudad de Mérida, la mayor de las regiones occidentales de Al-Andalus: cruzó, pues, el Tajo, por el puente de Alcántara, con guías de su propia religión y desvergonzados musulmanes tránsfugas, entre los que los más hábiles eran dos hombres de Mérida, de la tribu Masmuda, clan de los Baranís, que estaban con el, llamado uno Ibn al- Risi... para guiarles. Envió a ambos con un gran cuerpo de caballería por delante de su ejército, para sorprender la ciudad de Miknasa antes de que lo advirtiera la población y se precaviera."

Dijo a estos dos guías: "Id con esta caballería, que yo os sigo; cruzad el Guadiana más abajo de la fortaleza de Medellín y meteos por la noche en el llano, de manera que vengáis a estar de mañana en medio del pais de Asnam, sin que lo advierta su gente antes de alcanzarles la algara, y ellos se dispusieron a cumplir lo ordenado"...

Vemos, a través del relato pormenorizado de Al-Razi, que Ordoño II avanzó con su ejército a través de una antigua calzada romana que pasando por el puente de Alcántara se dirigía en dirección sureste hasta Medellín. Una vez próximo al Guadiana, hizo pasar su caballería detrás de la Sierra de Yelbes, unos siete kilómetros aguas abajo de Medellín, para no ser avistado por la guarnición de su castillo.

... "Nadie los vió ni oyó, hasta que cruzaron el Guadiana según lo indicado, cinco millas más abajo de Medellín, pero cuando estaban ya frente a la llanura en plena noche, el guía Ibn al-Risi se confabuló con su compañero, apiadándose ambos de sus correligionarios y temiendo que Miknasat al-Asnam quedara por siempre destruida y se pusieron de acuerdo en esquivar el llano, en contra de las órdenes del rey Ordoño, y se metieron por los vericuetos y asperezas del Guadiana, para hacer vagar a la caballería que llevaban durante toda la noche, de modo que cuando amaneciera estuviera todo el país en guardia... Su caballería recorrió el país durante todo el día, pero no encontraron a nadie ni alcanzaron a ninguno, hasta que se unió el tirano Ordoño a aquella vanguardia suya, encontrándolos en un punto lamentable de cansancio, impotencia y fatiga de los animales. Al amanecer, reunió a los guías y les dijo : "Cabalgad conmigo por el llano, que ya me basta el mal camino que recorrí ayer". Entonces lo llevaron por la llanura de Al-Asnam a Magazela, hasta llegar después a la fortaleza de Medellín sin que encontrara asperezas ni escabrosidades, con lo cual advirtió el engaño de Ibn al-Risi y su compañero ..."

Deducimos de este relato que la caballería avanzó por la noche perdida entre las angostas sierras del valle medio del Guadámez, sin llegar a alcanzar su objetivo, situado algunas millas al sur de Magacela. A la mañana siguiente el Rey, al observar el estado calamitoso de esta vanguardia, desistió en su empeño de sitiar Miknasa y retrocedió, ahora por el terreno llano de La Serena, siguiendo la calzada romana, llamada hoy "camino de los moros", que desde Miróbriga (Capilla) pasaba junto al castillo de Magacela y se dirigía a Medellín, donde el Guadiana se atravesaba mediante un vado que sustituía al antiguo puente romano ya destruido en esta época.

NOTICIA DE IBN MARWAN AL-YILLIQI

En la misma Crónica del Califa Abderrahmán III an-Nasir, Ibn Hayyan nos cuenta que en el año 916 Ibn Marwan, jefe de la comunidad de muladíes de Badajoz y su comarca, ataca el territorio de La Serena para castigar a los miknasíes. Su incursión la realiza desde Niebla, subiendo por la Calzada de la Plata para dirigirse después al noreste y llegar hasta la aldea de Castuera donde traba combate con los caballeros miknasíes:

"Ocurría también que Miknasat al-Asnam tenía bastantes caballeros e infantes, con los que atacaban a sus vecinos y pasaban en algaras los confines de Ibn Marwan en Badajoz, por lo que éste, tras partir de Niebla, se dirigió hacia ellos con su caballería y levas, alcanzando la región de Al-Asnam hasta su centro, hollándola y recorriéndola por doquier, pues les tomó la aldea de Qasula, la más importante de las que tenían y mejor dotada de caballería, infantería y pertrechos, nido de salteadores de caminos y refugios de criminales. Mató un cierto número de sus hombres, se llevó todo el botín que halló, y la destruyó reduciéndola a polvo, dejándola luego, pues se le acercaban los caballeros de Miknasa, que confiaban en poder hacerle frente y recuperar el botín."

"Pero Ibn al-Faray, jefe de Miknasa reunió a su caballería y siguió hostigando a Abdallah b. Muhammad b. Marwan atacando sus confines, con el propósito de resarcirse, por lo cual Ibn Marwan volvió a invadir su región, saliendo con sus mesnadas y cayendo sobre él en una posada, donde había ido a beber con sus amigos. Sucedió que alguien de Miknasa de los que iban con Ibn Marwan en calidad de personas seguras, se adelantó a informar a Ibn al Faray de la proximidad de aquel, con lo cual dejó corriendo la reunión y se subió a su fortalezasalvándose en el momento en que llegaba la caballería al sitio que había dejado, entrando allí en su pos y hallando la mesa puesta, las tapas preparadas y las copas llenas y recién aderezado todo. Ibn Marwan sintió que se le escapara y mandó a la caballería por el llano, que recorrieron en algaras y asolaron, y cuando Ibn Marwan tuvo las manos llenas de botín, regresó a su región. A Ibn al-Faray se le ocurrió seguirle, poniendo en marcha a la caballería de Miknasa y saliendo tras él, siguiendo con los suyos en pos de la retaguardia, sin mostrarse por temor a ser atacados, siguiéndole las huellas por las asperezas que cruzaban lentamente, hasta que les cortó el paso un profundo río de escarpadas márgenes que era imposible evitar. Cuando comenzó a cruzarlo, los de Miknasa creyeron llegado el momento favorable de atacarle y así lo hicieron, pero se volvió contra ellos en recio combate y los derrotó, matándoles a muchos y siguiendo su camino, gloriosamente triunfador, tras haber hollado a sus enemigos en todo lugar y hacerlos retirarse humillados, temiéndole por doquier, reconociéndole la supremacía sobre los muladíes que tuviera su abuelo Abderrahman b. Marwan y acudiendo a él con lisonjas".

Pensamos que la existencia de una posada en las proximidades de Miknasa nos sitúa en una vía caminera frecuentada, posiblemente de trazado romano. La expresión "subió a su fortaleza" es claro indicio de que Ibn al-Faray poseía un castillo situado en lugar elevado donde resistir el asedio, tal vez el de Benquerencia, próximo a Castuera por donde pasa una antigua ruta caminera que desde Medellín conduce hasta Córdoba, la cual fue aprovechada por el rey Fernando el Santo cuando se dirigió a conquistar la ciudad de Córdoba.

La escaramuza entre los miknasíes y los muladíes de Badajoz debió producirse en las márgenes del tramo alto del río Guadámez, única zona que se ajusta al relato de Ibn Hayyan, pues la dirección de este curso fluvial es ortogonal a la que llevaba Ibn Marwan camino de Badajoz.

LA RUTA DE CÓRDOBA A MIKNASA

Según el geógrafo Al Idrisi en su repertorio de caminos de Al Andalus:

"De Córdoba a Ovejo (Ubal) hay veinticuatro millas, a Pedroche (Bitraws) hay una etapa, de Pedroche a Sant Quniyya (¿Santofimia?) hay dieciocho millas, de Sant Quniyya a Sant Q. R. Q. hay doce millas, a Kabbal hay doce millas, a B. t. r. l. s. hay ocho millas, a Qunaytarat Balá o Balí hay doce millas, a Talut hay doce millas, a Miknasa hay dieciocho millas, a Azuaga (Zuwaga) hay treinta millas, a al-Gilal hay una etapa de 25 millas".

Del texto que precede hemos sacado también valiosos datos para la ubicación exacta de la ciudad de Miknasa: si situamos la estación de Qunaytarat Balá o Balí en el Castillo de Alcantarilla, cerca del río Zújar, existen doce millas hasta Tolote, castillo situado muy cerca del pueblo de Blázquez (Córdoba) donde nace el río Tolote afluente del Zújar. Desde Alcantarilla pasando por Monterrubio y Puerto Hurraco hay dieciocho millas (unos veintisiete kilómetros) exactamente hasta Zalamea de la Serena donde debemos ubicar a Miknasa.

Comarca de los Pedroches al norte de Córdoba

Para mayor abundancia de datos, entre Zalamea y Azuaga existen unos cuarenta y cinco kilómetros, o lo que es lo mismo, las treinta millas que había entre Miknasa y Azuaga, según nos relata Al Idrisi en su repertorio de caminos de Al Andalus.

El itinerario completo desde Córdoba a Miknasa (Zalamea) sería el siguiente:

Salida de Córdoba en dirección norte, por el camino romano y medieval de Toledo; se pasa cerca del Castillo de Vacar, después por el pueblo de Ovejo (Ubal), donde se cumple la primera etapa caminera (primer día); la segunda etapa finalizaría en Pedroche (Bitraws)(segundo día), donde la ruta abandona el Camino de Toledo para dirigirse hacia el oeste, en dirección de Alcaracejos (monasterio mozárabe de Sant Q. R. Q.), desde allí busca la calzada romana de Córdoba a Mérida, que cruza el Zújar por el puente y el castillo de Alcantarilla (al-Qunaytarat) donde se cumple la tercera jornada (tercer día), sigue en dirección noroeste, paralela al relieve de las sierras, por la amplia vallonada del arroyo de Benquerencia en el término de Monterrubio, bordea hacia el Oeste por Puerto Hurraco y finalmente, siguiendo el curso del arroyo Cagancha, llega a Zalamea de la Serena (cuarto día).

Un ramal de este itinerario sería el camino que desde Alcantarilla se dirige hacia el castillo de Blázquez (Talut o Tolote), y otro el que une Zalamea con Azuaga, el cual sigue una dirección sur no coincidente con el anteriormente comentado. Los pasos obligados de este tramo serían el Puerto de Azuaga, el Castillo de la Nava, Puerto de Azuaga del Cerro Montoro, Lagunas del Lentiscal, Arroyo de la Mata y finalmente Azuaga.

LA RECONQUISTA DE ZALAMÉA

Además de las noticias de los geógrafos árabes que hemos analizado, existe una referencia procedente de las fuentes cristianas que, además de demostrar que esta ciudad subsistió cuando menos hasta la época de la Reconquista, dá a conocer con cierta aproximación cuál fué su situación geográfica respecto de otras poblaciones conocidas. Nos referimos a la Bula de Honorio III (año 1217), por la cual le fueron adjudicadas a la iglesia y al Arzobispo de Toledo todas las iglesias que se construyesen entre esta ciudad y una línea recta que desde Andújar pasaba por la Puebla de Chillón, Migneza, Magacela, Medellín, Trujillo y Jaraíz.

De esta relación de ciudades que siguen un orden correlativo en cuanto a su ubicación, podemos deducir que la localidad que nos ocupa se encontraba entre Chillón y Magacela, y esta ciudad no puede ser otra que Zalamea de la Serena, la antigua Iulipa romana, que aún conserva el monumental distilo que le proporcionó su sobrenombre arábigo en el siglo X. Y cerca de éstas columnas se encuentra el fuerte castillo musulmán reconquistado en 1236 por D. Pedro Yañez, sexto Maestre de Alcántara, a los moros después de veinte días de asedio. La plaza fué entregada por Muley Abenarráx su alcaide, siendo enseguida poblada de cristianos, según carta dada por dicho Maestre en las posadas de Aben Hud, a treinta de Abril del año 1240.

BIBLIOGRAFÍA

CALLEJO SERRANO, Carlos, "Apuntes sobre la situación de Miknasa en la Extremadura árabe". Revista de Estudios Extremeños, Tomo XXVIII, año 1972.

HERNANDEZ JIMENEZ, Félix, "La Kura de Mérida en el siglo X". Estudios de geografía histórica española. Revista Al Andalus, Tomo XXV, 1960

HERNANDEZ JIMENEZ, Félix, "Los caminos de Córdoba hacia el noroeste en época musulmana". Revista Al Andalus, Tomo XXXII, 1 y 2, Madrid-Granada 1967.

IBN HAYYAN, "Crónica del Califa Abderrahmán III an - Nasir". Al-Muqtabis V. Instituto Hispano Arabe de Cultura. Zaragoza 1981.

IDRISI, "Los caminos de Al Andalus en el siglo XXII". Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Instituto de Filología. Madrid 1989.

TERRON ALBARRAN, Manuel, "El solar de los aftásidas". Centro de Estudios Extremeños. Badajoz 1971.

TERRON ALBARRAN, Manuel, "Historia de la Baja Extremadura. Periodo Islámico" Tomo I. Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes. Badajoz 1986.

LA VÍA DE LA PLATA EN CÁCERES

Excavaciones en la Ronda de San Francisco, casco urbano de la ciudad de Cáceres.
La "Vía de la Plata" aparece fosilizada debajo del asfalto de la Ronda.

© Copyright JUAN GIL MONTES 2008

Un paseo sobre la "Vía Delapidata" (*).
Descripción del tramo de la calzada romana por la ciudad de Cáceres.

(*)1-Guillermo García Pérez (“La Calzada de Quinea del `Cantar de Mýo Çid´”, El Miliario Extravagante (M.E.), 67, p. 12, nota 35)

2-J. Rodríguez Morales, (“Algunos topónimos camineros y las vías romanas de la Península”. M.E. 71, Diciembre de 1999, p. 7; “Algunos textos sobre la construcción de las vías romanas”, M.E. 85, Junio de 2003, pp. 25-26))

Ambos autores han llegado independientemente a Via o Calciata Delapidata, “vía empedrada”, aduciendo los siguientes textos:

1.- G. García Pérez: Vita Ansberti Episcopi. Mon. Ger. Hist. Script. Rer. Merov., p. 639 “Via publica ac Delapidata”

2.- J. Rodríguez Morales: Epitome de Festo de Paulo Diacono, p. 79M: “Delapidata: lapide strata”; San Isidoro, Etymol, xv, 16, 6: “Ipsa (strata) est et Delapidata, id est lapidibus strata”: La calzada está además empedrada, es decir, recubierta de piedras”;

En el Vocabulario de Alonso de Palencia, publicado en 1490, Delapidata son “los logares empedrados, las calzadas”.

Según estos textos, y como dice G. García Pérez en su artículo “Desde Delapidata es muy fácil pasar a `de-la-plata´... Delapidata, de-la-piata, de la plata,... y de al-Balat bastante difícil”, sobre todo al faltarnos el paso intermedio, el topónimo Albalata, que debería existir y no existe.


En la antigüedad las rutas terrestres fueron establecidas de acuerdo con la realidad geográfica, por los lugares que permitían una comunicación lo más fluida posible. Entre los pasos permanentes y las posibles variantes, la red de caminos ha mantenido en el centro-oeste de la península sus líneas esenciales desde la protohistoria hasta hoy mismo. Diferentes métodos de estudio han llevado a un progresivo conocimiento de la red viaria romana en Hispania, eje de la actividad militar, cultural y económica de Roma. Sin embargo, las comunicaciones prerromanas son prácticamente desconocidas, aunque siempre se ha supuesto que las calzadas romanas se superpusieron a las vías y caminos de los anteriores pobladores. Un ejemplo de este caso es el tan repetido "Viejo camino tartésico del estaño sobre el que posteriormente se asentó la Vía de la Plata". Numerosos historiadores hablan del viejo camino tartésico sin datos fehacientes que demuestren su existencia. La dificultad estriba en la no conservación de los caminos prerromanos, a diferencia de la magnífica infraestructura de la red viaria romana.

La calzada "Delapidata" (empedrada) que construyeron los soldados romanos a las órdenes de César y reforzaron posteriormente,a lo largo del Imperio entre Augusta Emerita y Asturica Augusta, es la mejor muestra de la ingeniería romana, pero no por ello suficientemente conocida, respetada y puesta en valor por las instituciones autonómicas.

Excavaciones en la calzada cerca de Valdesalor (Cáceres)

Nuestros descubrimientos sobre la "Calzada de la Plata" están basados en los análisis de las fotografías aéreas y de la prospección de campo llevados a cabo en el territorio de la Alta Extremadura. En este proceso de investigación hemos utilizado, sobre todo cuando los trazados eran imprecisos, las técnicas y los métodos de reconocimiento geológico.

Fruto de tan laborioso como apasionante trabajo ha sido el descubrimiento en las proximidades de la romana Castra Caecilia de un tramo de calzada de unos quince kilómetros que no fueron conocidos por los historiadores interesados en el estudio de esta importantísima vía de comunicación del occidente peninsular. A lo largo de estos quince kilómetros el terreno sobre el que discurre la calzada se encuentra cubierto de una ligera capa de rodadura de arenas graníticas ("jabre") y en algunos lugares concretos se observan empedrados y taludes que facilitarían el paso de los carruajes.

Uno de los aspectos más interesantes de este descubrimiento es, a nuestro juicio, la luz que puede proyectar sobre el controvertido, y aún no resuelto, problema de la ubicación exacta de la Colonia de Norba Caesarina y la de los dos campamentos militares que contribuyeron en su fundación, Castra Servilia y Castra Caecilia, en los comienzos del imperio romano, momento en el que también la "Calzada de la Plata" adquiere la sólida infraestructura que todavía perdura en nuestros días. El nombre de CÁCERES es arábigo, "QAZRIS", y procede sin duda del latino "CASTRIS" en referencia a los campamentos militares romanos que allí se ubicaron durante la conquista de Lusitania. Este doble emplazamiento se debió a la conjunción de dos factores geológicos y de indudable importancia estratégica:

1º .- El abundante y constante caudal de agua subterránea que surge de las Fuentes del Marco o del Rey, en El Calerizo, principal acuífero situado entre el Tajo y el Guadiana y único recurso hídrico con el que las legiones romanas podían contar en esta zona durante la época estival y de prolongadas sequías.

2º.- La posición estratégica de la serreta cacereña, desde donde se domina toda la penillanura y pueden controlarse los principales pasos naturales entre el Tajo y las Sierras. Entre ellos el obligado cruce del Tajo por el vado de Alconetar, así como los puertos de las sierras de Cañaveral, Montánchez y de San Pedro que facilitan la comunicación norte-sur y viceversa.

Estos dos factores naturales determinaron la presencia romana en esta zona desde los primeros tiempos de las guerras lusitanas, con el levantamiento en primer lugar de un campamento militar Castra Servilia (que hoy llamamos "Cáceres El Viejo", situado a unos 2,5 Kms. al norte de la ciudad moderna y en las cercanías de la Ribera del Marco). Posteriormente, durante las guerras entre Sertorio y Caecilio Metelo, este último levantó otro campamento, más próximo a las Fuentes del Marco, el llamado Castra Caecilia, del cual encontramos referencias en el Itinerario nº 24 de Antonino Pío del siglo III d. JC., en los siguientes términos:

"Iter ab Emerita Caesar Augustam" (Camino desde Mérida a Zaragoza).

1º Mansion: AD SORORES . . . . . . . . . . XXVI M. P.

2º Mansion: CASTRA CAECILIA . . . . . XX M.P.

3º Mansion: TURMULUS . . . . . . . . . . . . XX M. P.

La localización de las Mansiones de los itinerarios es un problema difícil de resolver cuando no se cuenta con restos del trazado de la Calzada. Pero no ocurre así, al menos, en el trayecto EMERITA - CASTRA CAECILIA, a través del cual la Calzada puede seguirse sin dificultad dada la abundancia de vestigios: Puentes, miliarios, y restos del pavimento que aún se conservan en buen estado. Teniendo en cuenta el valor de la milla romana en 1.480 m., hemos establecido a partir de Mérida la primera mansio AD SORORES en la orilla derecha del río Ayuela, cerca de donde hoy se encuentra el pueblo de Casas de D. Antonio y donde existen las ruinas de un puente romano. Numerosos restos cerámicos y de cimentaciones realizadas con cal se esparcen por el lugar, así como una inscripción votiva dedicada al dios Jupiter hoy desaparecida.

Esta mansio AD SORORES marca el inicio de la investigación que aquí presentamos, en ella debió estar situado el miliario XXVI que encontramos empotrado en una pared cerca de los vestigios anteriormente citados. El siguiente miliario se encuentra en la casa-palacio de Santiago de Bencáliz, sirviendo de apoyo en la arcada de la fortaleza del siglo XV de esta dehesa, en el puede leerse: CAESAR. . . NERV. . . TRAIA. . . IB. POT. . . . MP XXVII.

Miliario XXVII de la casa-palacio de Santiago de Bencaliz

El miliario MP XXVIII se halla “in situ”, junto a la Calzada y carretera nacional 630, en él se ha practicado una cavidad a modo de hornacina donde estuvo situada una imagen de Santa María cuyo nombre aún puede leerse debajo de ella.

Miliario XXVIII, cañada ganadera de la dehesa de Santiago de Bencáliz

El miliario MP XXIX se encuentra fragmentado formando parte del pretil de un pequeño puente romano que hay sobre el Arroyo de la Zafra de Santa María. La milla XXX se sitúa frente al pueblo de Aldea del Cano, donde en medio del cordel de ganados se conserva "in situ" un miliario con la inscripción casi borrada.

El miliario XXXI se localiza una milla exacta al norte del anterior, desplazado del cordel unos 50 m. y sin inscripción visible. El MP XXXII yace "in situ" caído junto a la Calzada cerca del dolmen del Garabato, leyéndose claramente las millas. La importancia de este miliario es fundamental, dado que entre él y el MP XXVIII hay exactamente cuatro millas y tenemos así dos puntos fijos de la Calzada que nos permiten ubicar las Mansiones y los demás miliarios. El MP XXXIII aún no se ha localizado.

El MP XXXIV y MP XXXV se encuentran en el caserío de la Dehesa de la Cervera, donde recientemente han sido descubiertos por el arqueólogo D. Antonio González Cordero. Donde se cumple la milla XXXVI se encuentran otros dos miliarios , al borde de la Calzada y con la inscripción casi ilegible. El MP XXXVII debía de hallarse a la salida del puente romano que hay sobre el río Salor , quizás sea uno de los dos anteriormente citados.

Puente medieval sobre el río Salor

El miliario MP XXXVIII caería en las inmediaciones del poblado de Valdesalor y posiblemente sea uno de los recogidos en la casa del Trasquilón donde hemos encontrado cinco miliarios empleados como columnas sustentadoras de la techumbre de los establos . El MP XXXIX es el más importante de los que se encuentran recogidos en la casa del Trasquilón pues presenta la inscripción en su totalidad perfectamente legible: Nombre del emperador y los títulos y finalmente MP XXXIX .
Miliario de la casa de El Trasquilón (Cáceres)

Las cuatro columnas miliarias siguientes: MP XL, XLI, XLII, XLIII se encuentran hoy día desaparecidas pero pensamos que también algunas de ellas corresponden con las recogidas en la casa del Trasquilón situada a poca distancia y a favor de la pendiente por lo que fácilmente pudieron ser arrastradas hacia ella cuando se edificó en el siglo XVII. En esta zona y en las cercanías del campamento militar de Santa Ana, se encuentran varios tramos de calzada perfectamente conservados. En un perfil transversal observamos en la parte más profunda las rocas pizarrosas del subsuelo sobre las cuales se han vertido arenas graníticas que superficialmente quedan cubiertas por un empedrado o encachado de cantos cuarcíticos de pequeño tamaño.
Excavaciones en la calzada al sur de Valdesalor

Más adelante la Vía enfila recta hacia la puerta de Mérida de la ciudad antigua de Cáceres, observándose su lomo pétreo a través de los campos de cultivo hasta el barrio de la Charca Musia donde desaparece. Rebasado este barrio, donde estaría la MP XLIV, la Calzada sigue en línea recta por el campo próximo a la ermita del Espíritu Santo hasta alcanzar las caudalosas Fuentes del Marco. Continúa desde aquí paralela a la Ribera del Marco, confundiéndose con la actual Ronda de San Francisco, y detrás del Museo Pedrilla encontramos en 1998 un miliario, caído sobre el cauce de la Ribera, posiblemente el XLV. (Ver la siguiente foto).

Miliario granítico arrojado sobre la Ribera del Marco (año 1999).

Excavaciones para descubrir la calzada romana "Vía de la Plata" en la Ronda de San Francisco

Sigue por la calle que conduce al Arco del Cristo, única puerta romana que hoy se conserva de la muralla de Cáceres y que se orienta en dirección al camino que describimos, dispuesta para recibirlo frontalmente. Una derivación de la calzada se dirigía hacia la Puerta de Mérida desde el puente de San Francisco, y otra penetraba a través de la puerta del Cristo en el recinto amurallado de la ciudad para salir por la puerta de Coria. El camino principal, sin embargo, bordearía las murallas para llegar a la plaza de Santiago a través de la calle Caleros. Precisamente, la monumental iglesia de Santiago de Cáceres se construyó extramuros de la ciudad y sobre la Vía de la Plata.

Por último, la milla MP XLVI se cumple en el barrio de San Blas, concretamente en el Seminario, donde pensamos debió ubicarse la segunda mansio CASTRA CAECILIA tal y cómo nos indica el Itinerario de Antonino. Los restos arqueológicos aparecidos recientemente en el Seminario confirman esta teoría, basada en el análisis de las fotografías aéreas de la zona y en las distancias topográficas medidas desde el miliario MP XXVIII de la Dehesa de Santiago de Bencaliz que se encuentra " in situ " como hemos indicado anteriormente.

Salida de la calzada de Cáceres por la ermita de San Blás hacia Casar de Cáceres

Este trayecto de la Vía de la Plata es ya unánimemente aceptado, pero el problema se planteaba a continuación: La identificación de CASTRA CAECILIA con el campamento romano de Cáceres el Viejo hizo llevar a algunos investigadores la Vía hasta este lugar, situado 2,5 Kms. al noreste de la ciudad. Sin embargo, las excavaciones y la numismática demuestran que se trata de un campamento militar de época republicana y por tanto no es la mansio CASTRA CAECILIA citada en los Itinerarios del Bajo Imperio Romano. El emplazamiento de la Mansio se encontraría pues en los terrenos llanos de la vega que se extiende al noreste de la ciudad. Hacia este lugar pueden ser canalizadas sin dificultad las aguas de la Ribera del Marco tal y como se comprueba en los canales aparecidos entre las construcciones romanas del Seminario.

Recientemente, el problema de la continuidad de la Calzada ha quedado definitivamente resuelto al haberse comprobado en las fotos aéreas y en prospecciones de campo posteriores, que la Vía seguía en otra dirección distinta a la que va hacia Cáceres el Viejo.

Reconstrucción de la calzada a su paso por la Urbanización Montesol

Una vez rebasada la zona del Seminario, donde hemos situado la segunda mansio CASTRA CAECILIA del Itinerario de Antonino, la Calzada se dirige totalmente recta y de modo racional en dirección al pueblo de Casar de Cáceres (ver plano).


Se inicia el recorrido en un punto próximo al actual edificio de la Cruz Roja y continúa su trazado rectilíneo por vaguadas y cerros de pizarras hasta alcanzar el Ejido situado al este del casco urbano de Casar de Cáceres donde no hace mucho se encontraba "in situ" el MP LII que citan Hubner y Mélida.

Entre este miliario MP LII y el Seminario de Cáceres no hemos encontrado restos de otros miliarios intermedios, pero sin embargo, las fincas por donde discurre la Calzada tienen un topónimo altamente sugerente: "Los Muelos", que son como sabemos las piedras cilíndricas, generalmente graníticas, que se usaban en las eras para triturar las mieses.

A través de "Los Muelos" la Calzada puede seguirse sin dificultad observando su perfil característico alomado, sus taludes y cunetas laterales y, de trecho en trecho, esparcidos por los campos pizarrosos de cultivos, innumerables fragmentos de rocas cuarcíticas que fueron empleadas en su pavimentación. Debajo de estos cantos aun puede reconocerse la capa de arenas graníticas, con abundantes cristales de cuarzos y feldespatos, que fueron traídas desde los batolitos próximos para realizar el firme de la Calzada.





Cantos de cuarzos y cuarcitas, cubiertos de arenas graníticas, constituyen el firme de la Vía de la Plata

Una vez rebasado el Ejido de Casar de Cáceres la Calzada asciende, a través de la ermita de Santiago, para situarse en la línea divisoria de aguas vertientes entre la cuenca del río Almonte y del arroyo Villoluengo hasta alcanzar la siguiente mansio TURMULUS, que estaría situada en la confluencia de los ríos Tajo y Almonte según apreciamos en las fotografías aéreas antiguas, ya que esta zona se encuentra actualmente inundada por las aguas del embalse de Alcántara.

Depósito de miliarios en el Lomo de Plata (Garrovillas)

La calzada por la finca Lomo de Plata


Nuestro recorrido termina donde las aguas embalsadas del Tajo, en las cercanías del antiguo vado de Alconetar, paso obligado desde la prehistoria gracias al enorme meandro que extiende el curso del río, sobre el que los romanos construyeron un enorme puente hoy desplazado piedra a piedra al cercano arroyo Guadancil.

Puente romano de Alconétar


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Para más información visitar:




LA DEDITIO DE ALCÁNTARA

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Un documento de rendición ante los romanos:




Placa de bronce fechada en el año 104 a.C. en la que aparece una inscripción de carácter jurídico (Deditio), mediante la cual el pueblo de los Seanos se rinde al gobernador romano de la Ulterior Lucio Caesio.

TEXTO:

“C. MARIO C. FLAVIO _ (COS).

L. CAESIO. C. F. IMPERATORE POPULUS. SEANO _(ORUM SE IN FIDEM)

DEDIT. L. CAESIUS. C. F. IMPERATOR POSTQUAM_(EOS IN FIDEM)

ACCEPIT. AD. CONSILIUM. RETOLIT. QUID. EIS.IM_ (PERANDUM )

CENSERENT. DE. CONSILI. SENTENTIA. INPERAV_(IT UT EI ARMA)

CAPTIVOS. EQUOS. EQUAS. QUAS. CEPISENT _(REDERENT. EIQUE)
OMNIA.DEDERUNT.DEINDE EOS.L.CAESIUS.C_(F.IMPERATOR LIBEROS)

ESSE. IUSSIT. AGROS. ET.AEDIFICIA.LEGES.CETE_(RAQUE OMNIA)
QUAE. SUA. FUISSENT. PRIDIE QUAM. SE. DEDID_ (ERUNT)

EXTARENT EIS. REDIDIT. DUM POPULUS _ (SENATUSQUE)

ROOMANUS. VELLET.DEQUE. EA RE EOS _ (AD CONSILIUM)

EIRE. IUSSIT. LEGATOS CREN _ (IUS ?¿. F.)

ARCO CANTONI. F. LEGATES”


TRADUCCIÓN:

“Consulado de Cayo Mario y Cayo Flavio.
A Lucio Cesio, hijo de Cayo, imperator, el pueblo de los Seano se rindió.
Lucio Cesio, hijo de Cayo, imperator, después que hubo aceptado preguntó al consejo lo que consideraba adecuado exigirles.
A partir del dictamen del consejo, exigió los prisioneros, los caballos y las yeguas que hubieran cogido. Lo entregaron todo. Después Lucio Cesio, hijo de Cayo, determinó que quedaran como estaban los campos y las construcciones; las leyes y las demás cosas que hubieran tenido hasta el día de la rendición se las devolvió para que siguieran en uso mientras el pueblo romano quisiera.
Y en relación con este asunto les ordenó a los legados que fueran (...?)
Crenio y Arco, hijos de Cantono, (actuaron como) legados”.


COMENTARIO:

La Placa, que actualmente se conserva en el Museo Arqueológico de Cáceres, fue encontrada el año 1983 en el interior del recinto amurallado de un poblado prerromano, posiblemente vettón o lusitano, llamado Castillejo de Villavieja, antigua finca de la Orden de Alcántara, situado a unos 7 Km. al suroeste de Alcántara, en el terreno circundado por un profundo meandro encajado del río Jartín, afluente del río Tajo por su margen izquierda.
El Castillejo de Villavieja o de la Orden está situado en un lugar estratégico, pudiendo apreciarse en la fotografia aérea un posible vado en el río Tajo a unos dos Kms de distancia de este enclave, que podría haber facilitado la expansión de los lusitanos hacia el sureste antes de la construcción del puente de Alcántara.
El bronce se encuentra en perfecto estado de conservación; pero el epígrafe aparece fragmentado en sentido vertical en su parte derecha. Esto hace que la palabra SEANO que identifica al pueblo que ocupaba el castro se encuentre partida, con lo cual desconocemos el nombre completo y, además, no tenemos tampoco referencias en las fuentes en base a este gentilicio.
El documento contiene el acto de rendición del pueblo de los Seanos al gobernador de la Ulterior Lucio Caesio, durante el consulado de Cayo Mario y Cayo Flavio, ratificando la dominación romana en la zona del Tajo en el 104 a.C. bien patente desde mediados de este siglo. El final de Viriato en el 139 a.C. habría significado el dominio romano por toda la Lusitania y la Vettonia situadas al sur del Tajo, no obstante, la sumisión de los pueblos lusitanos debió seguir un proceso bastante lento debido a sus continuas rebeliones posteriores.
Cabe la posibilidad de que el "populus Seano" no se limite solo a los habitantes del oppidum donde se encontraba el documento, sino que incluyera además a todos los poblados fortificados que aparecen en la zona más inmediata alrededor del Castillejo de Villavieja de la Orden situados en las empinados Riberos de las márgenes del Tajo y de su encajada red fluvial subsidiaria.
La relativa importancia de los testimonios materiales transmitidos y el protagonismo del populus de los Seano en el documento permiten suponer que se trataba de un grupo humano medianamente importante, que debería encontrarse entre las comunidades lusitanas contribuyentes a la construcción dos siglos después del puente romano de Alcántara y citadas en las inscripciones perdidas de esta obra pública.
Las excavaciones arqueológicas realizadas en el lugar del hallazgo han descubierto parcialmente la planta de un poblado, con varios recintos amurallados y un tipo de urbanismo con viviendas de planta rectangular, zócalos de pizarras y cubiertas vegetales amalgamadas con arcillas. Los estudios realizados con los materiales numismáticos y de sus dos necrópolis nos indican que el oppidum estuvo habitado desde el siglo IV a.C. hasta la época de Julio César, siendo abandonado al crearse los primeros núcleos urbanos como el de la Colonia Norba Caesarina, actual Cáceres, y posteriormente repoblado de modo circunstancial a finales del Bajo Imperio.


BIBLIOGRAFÍA:

-R. López Melero et al., El Bronce de Alcántara, Gerión,2, 1984. Ed.Universidad Complutense.Madrid.

-L.A. García Moreno, Reflexiones de un historiador sobre el Bronce de Alcántara, Memorias del Seminario de Hª Antigua I,Universidad de Alcalá,1987.

- M. Almagro Gorbea y A. Martín Bravo, Castros y Oppida en Extremadura, Editorial Complutense, extra nº 4, 1994.

-Ana Mª Martín Bravo, Los Orígenes de Lusitania, Real Academia de la Historia, BAH-2, Madrid, 1999.