Localización y accesos:
Coordenadas: Latitud 39º 27’ 0,17’’ N_ Longitud 5º 23’ 6,73’’W
El río Ruecas discurre bravo durante unos dos kilómetros al noreste del pueblo de Cañamero, encajado por un profundo tajo o desfiladero flanqueado por las altas crestas de cuarcitas de Los Castillejos, de La Lóriga, del Cerro del Castillo y del Risco de Las Cuevas. A medio camino se le unen las aguas del Arroyo de Valbellido que recorre uno de los valles más fértiles del municipio.
Mapa topográfico del Desfiladero del Ruecas
El encajamiento del Ruecas se extiende desde la presa del Embalse del Cancho del Fresno hasta el inicio de la vega de los Huertos del Río. La amplitud del paraje hace que podamos acceder por distintos caminos: Por la carretera de Cañamero a Guadalupe que discurre paralela al río por dicho encajamiento, por la vieja carretera de Berzocana que conduce también a la presa y por el camino que nos lleva a la histórica Cueva de Álvarez. También desde el barrio de La Jarilla, situado en la zona más alta del casco urbano, podemos llegar al desfiladero por el Camino Natural de Las Villuercas.
Grado de dificultad: Bajo, ya que podremos visitarlo en todo su recorrido en vehículo por carretera y por buenos caminos o pistas forestales.
Características geológicas:
El encajamiento del Ruecas entre las duras cuarcitas armoricanas ha sido posible gracias a la erosión fluvial sobre una larga falla tectónica que recorre el fondo del tajo, con dirección SE-NW, dividiendo en dos partes el apretado Anticlinal de Cañamero, cuyos estratos cuarcíticos plegados pueden ser observables en el Risco de Las Cuevas (ver Foto).
El estrecho anticlinal de cuarcitas del Risco de las Cuevas
Este estrecho anticlinal se prolonga desde aquí por La Madrila de Cañamero, por Las Sábanas de Berzocana, El Cancho del Reloj de Solana y El Castillo de Cabañas, hasta la Apretura del Almonte, sirviendo de límite occidental a la gran megaestructura tectónica del Sinclinal de Santa Lucía-Rio Ruecas, en su contacto mediante falla inversa, con las pizarras precámbricas del gran Anticlinal de Logrosán (ver mapa geológico).
Las cuarcitas armoricanas de estas estructuras de plegamiento contienen infinidad de icnofósiles o huellas de la actividad vital de animales marinos paleozoicos (crucianas, gusanos arenícolas, etc.) así como otras huellas sedimentarias producidas por el oleaje.
El Charco de la Nutria en el río Ruecas
Objetivos de la visita:
A la belleza del paisaje del Anticlinal de Cañamero y del encajamiento del río podemos añadir la visita a sus abrigos rupestres, entre otros la Cueva de Álvarez o Cueva de la Chiquita, la Cueva de Rosa, El Abrigo de los Vencejos, etc., que fueron ocupados pasajeramente, como lugares de refugio y santuario, por los hombres del Calcolítico (hace 3500 años), quienes realizaron numerosas pinturas rupestres en colores rojizos de figuras estilizadas de hombres y animales, signos astrales, rayas y puntos, etc.
El portalón de la Cueva de Álvarez con pinturas rupestres esquemáticas
Las condiciones físicas del encajamiento fluvial ayudaron también al asentamiento de primitivos poblados y durante la Reconquista a la construcción del inexpugnable castillo musulmán de Cañamero, donde estuvieron aposentadas durante dos años (1218-1220) las huestes del príncipe leonés Sancho Fernández. Así mismo, desde la Edad Media se construyeron en el angosto valle numerosos molinos harineros escalonados para aprovechar la fuerza motriz de las aguas del Ruecas, alguno de ellos con curiosas leyendas relacionadas con los icnofósiles (crucianas) grabados en las cuarcitas del cauce.
Bibliografía:
. Mapa Geológico de España, Hoja 707, Logrosán. Escala 1:50.000. IGME. Madrid, 1985.
. Sos Baynat, Vicente (1956). Geología y Morfología de las Sierras de Las Villuercas. Estudios geográficos CSIC, nº 61-64.
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